4.- Mariposas en el estomago

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Emma

Después de salir de la enfermería, y unas cuantas horas más de clase por fin había llegado la hora de salida, caminaba por el campus cuando Lucia me alcanzó.

—¡Em! ¿Estás bien? — me abrazo— Laura me contó lo que sucedió durante el entrenamiento — hablo preocupada.

—Estoy bien — hable tranquila — no pasó a mayores.

—¿No pasó a mayores? ¡Estás loca! Deberías estar denunciando a ese acosador— estaba molesta, yo le restaba importancia a un asunto verdaderamente serio y ella tenía razón pero no quería meterme en más problemas.

—Tranquila — Puse mis manos sobre sus hombros — la siguiente no la dejaré pasar.

—La siguiente puede que te mate y no puedas hablar— se fue molesta alejándose de mi, trate de alcanzarla pero subió a su motocicleta y se fue.

Durante el trayecto a casa trate de dejar de pensar en lo que había pasado, le envié un mensaje a Lucia disculpándome y quedamos mañana mismo ir directo al ministerio público por lo menos para que le dieran una orden de alejamiento a Óscar.
Le conté que tendría una cita con un chico pero a ella no le emociono la idea.
Al llegar a casa me encontraba en un torbellino de emociones mientras me preparaba para mi cita con Noah. Me di una ducha y sali directo al armario sabía que por ahí entre las profundidades tenía un vestido que no había usado y después de varios minutos escarbando entre mi ropa lo encontré, era un vestido casual color blanco con detalles en azul, me vesti junto con unos zapatos con un tacón muy pequeño. Despues me senté frente al espejo y comencé a maquillarme y arreglarme el cabello. Me mire unos minutos en silencio, el espejo reflejaba a una Emma que no ha sentido mariposas en el estómago desde hace mucho tiempo.

El sonido del timbre me saco de mis pensamientos. Noah estába en la puerta, abri rápidamente con una sonrisa en mi rostro, nuestros ojos se encontraron, y por alguna razón senti que el mundo se detenia por un momento.

—Hola — dije algo nerviosa al verlo parado en el marco de la puerta.

—Hola — contesto con una sonrisa que era lo que más llamaba la atención en el.

—Pareciera que nos pusimos de acuerdo — señale su camisa, vestía jeans y una camisa blanca con líneas azules, inspeccionó su ropa y reímos.

—Las grandes mentes por lo general piensan igual.

Salimos juntos de mi departamento, el sol ya se había metido. Las luces de la ciudad parpadean como estrellas lejanas. Caminamos por las calles, compartiendo risas y algunas que otras historias y chistes como si nos conociéramos de años, minutos despues llegagamos a un pequeño restaurante al cual había hecho reservación al salir de la universidad, nos llevaron hasta nuestra mesa, pedimos del menu y seguimos charlando.

—¿Que estudias?— dije mientras le daba un sorbo a mi café frio.

—Fotografia— dijo animado — me gusta capturar momentos. Desde muy chico, la cámara ha sido mi confidente silenciosa — rio— la fotografía es como capturar pequeños fragmentos de la vida. Cada imagen tiene una historia detrás, un momento único que nunca se repetirá. Me encanta cómo la luz, las sombras y los detalles pueden transformar algo ordinario en algo extraordinario. ¿Y tú? A parte de ser la mejor nadadora de la universidad. ¿Que estudias?

— No soy la mejor — dije avergonzada — hay mejores que yo en el equipo — sonrió como si no me creyera—Estudio literatura y pienso igual que tu, siento que las palabras también tienen ese poder. Un buen libro puede transportarte a lugares lejanos o hacerte sentir emociones profundas.— sonreí.

—Entonces, ¿cuál es tu libro favorito?— sonrió

—Creo que 'Cien años de soledad' de Gabriel García Márquez. La forma en que mezcla la realidad con la magia me fascina— el asintió y supe que también lo había leído, Me sentía en mi zona de confort, nunca había hablado tal libremente con alguien de mis gustos o estudios, era la primera vez que sentía que alguien me ponía atención en esos temas.

—Es un clásico. A veces, siento que mis fotografías también intentan capturar esa magia invisible.— me miró fijamente para después sonreír, teníamos gustos bastantes similares. Terminamos de cenar y el mesero comenzó a recoger los platos de la mesa y se me hizo extraño que no hubieran llevado la cuenta así que me dispuse a pedirla.

—Disculpe, me podría traer la cuenta — el mesero sonrió y miro a Noah con una mirada de complicidad.

—La cuenta ya está cubierta— mire a Noah rápidamente confundida y el solo sonrió.

— Oye... Yo te invité así que yo pago— reclame y el negó con la cabeza.

— Está vez pago yo, vamos te quiero llevar a un lugar— nos levantamos de la mesa y salimos del restaurante, caminamos algunas calles hasta llegar a una galería donde había una exposición de fotografias, entramos al lugar y había cientos de imágenes cautivadoras. Las luces suaves iluminaban las fotografías enmarcadas, nunca había venido a una exposición como está así que estaba boquiabierta, nunca creí que una fotografía trasmitiera tanto.

—¿Qué crees que siente él en ese momento?— pregunté al ver una fotografía en blanco y negro que llamo mi atención,en ella se encontraba un anciano solitario.

—Quizás nostalgia, soledad o incluso esperanza...

—Lo veo mas como soledad— dije en un susurro, por alguna razón la imagen me recordó lo sola que estaba, mis padres se fueron sin mi, sin mirar a atrás, sin importarles si su hija estaba bien.

—¿Y tu familia? ¿Tienes hermanos? — dijo curioso

—Ellos...— titube antes de responder — mis padres trabajan en otro país, hace dos años que no los veo... por qué su trabajo no se los permite — sonreí aúnque le mentia— tengo una hermana, su nombre es Alicia , se casó hace algunos años y se fue a vivir a España, ella es quien me ayuda con mis estudios.— mi hermana es la única familia que tengo aún que sea en la distancia. — y... ¿Tu tienes hermanos?

—No, soy hijo único...

—Tus padres deben de estar orgullosos de tenerte como hijo— el negó con una sonrisa amarga en su boca.

—Ellos murieron hace años en un accidente automovilístico.

—Yo...lo siento, no sabia— dije apenada.

— No te preocupes, pasó hace mucho— me sonrió y tomo mi mano, sentí mariposas revoloteando en mi estomago y sabía perfectamente que mis mejillas estaban rojas— vamos que la noche es joven — salimos de la galería con las manos entrelazadas, durante el trayecto Noah permanecía en silencio solo tenía una pequeña sonrisa en los labios y en ningún momento soltó mi mano, comencé a ver un pequeño parque nos acercamos a el y sus luces suaves iluminaban un escenario improvisado donde un grupo tocaba música en vivo. Algunas personas se balanceaban al ritmo de la melodía, y otras estaban sentadas, sumidas en la magia de la musica, nos detuvimos junto a un gran árbol para escuchar la musica.

— Noah...gracias por este día— susurré, el me observo unos segundos y después me llevo hasta la pequeña pista de baile cuando el solista comenzó a cantar "Perfect de Ed Sheran". Nuestros cuerpos se movian en armonía, y yo sentia que el mundo se reducia a solo nosotros dos y la música. Mientras bailabamos, mi mente se sumergía en un torbellino de emociones, cada paso de baile parecía llevarme más cerca de él. En ese momento me preguntaba a mi misma si ¿Noah podía sentir los latidos acelerados de mi corazón o si mis pensamientos eran tan ruidosos como para que le pudiera saber que pensaba?miles de pensamientos comenzaban a invadirme ¿Estaba bien esto que hacía con un completo desconocido? ¿Qué significaba todo esto? ¿Era solo una cita casual o algo más profundo?

—¿Todo bien? — su voz me saco de esa pelea interna que tenía en mi mente.

—Todo perfecto— le sonrei y decidi dejar de analizarlo todo, quise simplemente sentir: la calidez de su mano, la cercanía de su cuerpo y la melodía que nos unía. A veces, las mejores historias no necesitan palabras, solo requieren un corazón dispuesto a bailar al compás del destino.





  

Bajo la luz de tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora