Writing on The Wall ── One Shot.

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Advertencia: ¡El lector ya tiene apariencia y nombre establecida! Realmente puede considerarse un oc, se llama Sahari, y si, talvez está algo (demasiado) inspirada en Kaveh.

¡Sin más que decir espero que lo disfrutes!

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Con cada obra construida con orgullo, el arquitecto ponía un pedazo de su corazón dentro de ella, haciéndolo permanecer dentro

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Con cada obra construida con orgullo, el arquitecto ponía un pedazo de su corazón dentro de ella, haciéndolo permanecer dentro. Una pintura brillante y un corazón de mármol, eso lo hacía una obra de arte.

Cuando entró el chico en el estudio, fue rápidamente regañado por el niño rubio sentado a su lado solo soltó una suave risita, a decir verdad, el niño no quería que la molestaran cuando estaba en su máxima concentración. En las paredes había dibujos de estructuras que parecían sacadas de un cuento de hadas que aún se encontraban sin terminar. Ella se recogía sus cabellos naranjas en un moño desordenado para no dificultar su vista, aún así, algunos mechones rebeldes de cabello color cobre caían sobre su rostro. Pero sus ojos rojos estaban enfocados únicamente en completar el boceto que tenía delante.

Era una idealista después de todo, el pincel moviéndose mientras trabaja en el pergamino. Sabían que ella ponía un poco de ella misma dentro de cada obra que realizaba, era normal, los artistas ponían un poco de sí dentro de sus obras.

Incansablemente haciendo obras de artes, construyendo día a día...

Sus diseños eran aparentemente irreales, tal vez eran imposibles para construir, pero ella continuaba persiguiendo sus sueños y fantasías, seguía creando edificios y estructuras «irrealistas».

Podía escuchar los suaves toques en la puerta y una voz llamándola, pidiendo que saliera para poder almorzar.

── ¡Un momento, tengo una idea para el diseño de una columna! Ya salgo para comer cuando la termine, esta vez sí lo haré...

Una obra de arte jamás sería realizada bien de la noche a la mañana, un castillo de plata y oro no sería diseñado tampoco en tan poco tiempo. Era como el dicho que con tanta frecuencia le decían, sin importar el costo debía hacer las cosas bien.

Ellos juegan y construyen, esculpiendo sueños en la delicada arcilla. Ella tenía las esperanzas de que las torres no se cayeran, que no tuvieran que ver las escrituras en la pared.

Él solo la observaba, adornada de carmesí y oro, trabajando duro día y noche. Siempre estaba nerviosa por su trabajo, queriendo llegar a buscar la perfección con la planificación y la medición de cada detalle. La vio dibujar, borrar, dibujar de nuevo y volver a oscurecer la línea. No admitió que quería fama ni atención. Sahari se convirtió en arquitecta no por la fama y el reconocimiento, sino por su amor por el arte y la arquitectura. Simplemente, trabajó duro para evitar que las estructuras colapsaran, intentando no cometer errores para no poner en peligro la vida de las personas que estaban dentro. ¿Realmente valió la pena cada rupia que gastó para completarlo?

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