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Se sentía desorientado, sus ojos pesaban y no podía abrirlos. Un pitido ensordecedor se escuchaba a la lejanía. Al igual que las voces que estaban cerca de él.
Podía sentir cómo movían su cuerpo, lo estaban llevando en una camilla, estaba seguro.

Escuchaba a Kirishima, parecía dar explicaciones a alguien. En un intento de abrir los ojos pude ver de forma borrosa cómo este discutía con una enfermera. Mis ojos caían nuevamente, casi perdiéndome en la inconsciencia, de no ser por ese extraño ruido.

Uno retumbé profundo, como un tambor, sonaba en mi cabeza, un golpe fuerte y prolongado. Era como si un tambor de gran tamaño sonara en una cueva profunda. Un sonido tan fuerte, que parecía ser un latido.

Al abrir sus ojos, pudo sentirse muy desorientado, todo daba vueltas y el dolor en su cabeza no se iba. Logrando enfocar algo, pudo ver a alguien en especial. Esa cabeza de cabello desordenado no era difícil de perder de vista.

—Kacchan! ¿Estás bien?! —corrió Izuku a su encuentro —. Tu cabello tiene sangre, te lastimaste. ¿Puedes oírme, me entiendes? — Izuku movía sus manos inquietamente sin saber qué hacer. Si toca o no su cabeza, porque podría estar herido en otro lado.

—Deku— susurró casi cayendo en la inconsciencia. Detrás de él notó, cómo la chica de cara redonda llamaba a un médico. Luego de eso todo se puso oscuro, siendo lo último en ver cómo su lindo idiota comenzaba a llorar.

La lava brillante y caliente corría a su alrededor. El situado, en lo que parecía ser una pequeña plataforma, observa esa cueva que desbordaba como agua la cliente y espesa lava.

Su cuerpo no se movía; su mente le alertaba que si daba un paso, moriría calcinado. Pero su corazón le aseguraba que estaba a salvo.

Katsuki levantó su mirada ante el ruido dentro de la cueva. Observó cómo, entre charcos y movimientos, detrás de la cascada comenzaba a salir una bestia gigante. Estaba bañada por la lava, asiéndola caer sorbete su piel y torso. Sus ojos rojos lo miraron fijamente y su boca expulsó un viento caliente.

“M****”

No entendía lo que decía, no comprendía sus palabras. Siendo exactamente en el momento en el que este extendió sus alas, en el que escucho algo comprensible.

“Deku”

Katsuki abrió sus ojos asustados, se sentó en la camilla y miró a su alrededor. Estaba en el hospital, no había nadie en esa habitación además de él.

Miró sus manos sudadas y aún podía sentir el ardor del calor intenso en ese sueño. Incluso la imponente mirada de la bestia sobre él.

—Kacchan — susurró una voz a su lado. No entendía por qué, pero Izuku entraba por la ventana en silencio. —Gracias a los dioses despertaste, estaba tan preocupado — susurró feliz —. Las enfermeras no me dejaban verte luego de las 9. Y yo no podía estar tranquilo sin saber si estabas bien. —

Bakugou lo miró, maldiciendo por dentro al ver las ojeras bajo esos brillantes ojos.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —preguntó mirándolo cuando este se sentó en la camilla.

—Tres días —susurró preocupado —. Habías perdido mucha sangre. Además de que caíste de una gran altura. —

— Es cierto —dijo sorprendido —, caí luego de que el derrumbe empezará —

—Kirishima casi se mete en problemas —dijo divertido —. Ese día hubo muchos heridos, y no podían atenderte rápidamente. Incluso Uraraka discutió con un médico. Yo logré curarte y luego ellos te saturaron las heridas. —

Bakugou se sentía molesto, había caído la burla de su clase. Siendo herido tan patéticamente, inclusive por su culpa, Izuku tenía un aspecto tan cansado.

¿Por qué sigue estando al pendiente de él?

Katsuki no había tomado distancia?

Porque me importa tanto ver tus ojos brillantes.

—¿Un momento? —dijo cayendo en cuenta — ¿Llevas sin dormir dos días? —

Izuku sudo, sonrió falsamente y desvió su mirada —Claro que no, si me he ido a casa—

—Izuku Midoriya, no me mientas —habló molesto.

—¡Bueno, tal vez no dormí tanto! — dijo nervioso —¡Pero no podía hacerlo! —dijo para luego su semblante caer —Estaba muy preocupado por ti. —

Bakugou lo miró tristemente, lo odiaba por haberlo dejado solo durante mucho tiempo sin explicación. Pero también lo extraño mucho. Y ver que, igualmente de fuerte que él, lo llena de orgullo y felicidad.

Bakugou miró las bolsas debajo de sus ojos, inconscientemente levantó su mano y la reposó en su mejilla, acariciando debajo de sus ojos. Izuku se sorprendió por el toque, pero rápidamente reposó su rostro sobre esa cálida mano. Estando finalmente tranquilo de tenerlo a su lado.

—Descansa, idiota —dijo susurrando con calma —. Duerme en una de las camillas junto a mí— dijo Bakugou alejando su mano de la mejilla pecosa de Izuku. Extrañando tener ese toque nuevamente.

Izuku asintió algo distraído por las caricias y obedeció rápidamente. Acostándose en la camilla juntos.

Sus ojos se visualizaron una vez más como Katsuki se acomodaba para dormir para finalmente caer dormido rápidamente.

—Mi estúpido Deku— susurró divertido Bakugou.

Ya había salido el sol, y un nuevo día daba comienzo. Los habitantes arreglaban la destrucción que había causado el derrumbe. Los investigadores y científicos observaban asombrados cómo la sirena que aún estaba en la playa comenzaba a crear un capullo viscoso como las orugas. Esta aún dormía y no se despertaba luego de esa batalla, pero seguía con vida.

Se han observado avistamientos del titán Jade cerca de la costa. Solo la visitaba por la noche a la sirena para luego marcharse rápidamente.

Uraraka lo ha seguido de cerca y en silencio. No ha informado nada a ningún colega y tampoco quiere hacerlo.
Es un descubrimiento muy extraño y sorprendente, podría llevar a la comunidad a la locura y hacer algo en contra de su amigo.

Y sobre deku, Uraraka no lo ha visto por días. Pero sabe que está visitando constantemente a Katsuki, es inevitable que esto no pasara. Aun así, aunque lo niegue, aún es importante en su vida.

—Vaya, Uraraka— dijo una maestra al encontrársela cuando estaba llegando —¿Qué te trae por aquí tan temprano? Aún no entran los niños —

La mujer era una vieja científica de la anterior generación. Una de las mejores, la cual fue compañera de la madre de Ochako. Se dice que ambas eran rivales en los estudios, pero muy cercanas en la su día a día.

—No he venido a dar una clase, señorita Kishimoto— dijo entrando con la mujer al aula vacía — He venido a pedirle un favor —

—¿Favor? —dijo sorprendido —. ¿Quéé puede hacer esta vieja anciana por ti? — sonrió.

Uraraka miró sus manos. Las apretó con preocupación y temor, para luego suspirar y levantar la mirada con decisión.

—Quiero entrar a la bóveda de mi madre—

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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