Primera Carta

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Impredecible, insensible, casi inestable. Mientras en el pedestal de tu irrelevante desinterés, se desangran las horas de mi incompensable espera, sosegada por la fraternidad de tu saludo amistoso.

Refugiado en la trinchera de la paciencia, apaciguado por la furia de incorporarme en la oscura luz de tu ser; no para entenderte,no. Es para comprenderte y darle sentido a las paradojas del destino... quizás, ojala la osadía con la que te escribo tuviera la misma fuerza para materializar perversos pero justos afectos.

ESCRIBIR PARA NO MORIR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora