Capítulo 2

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Capítulo 2:"El hombre aprovechado"

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Capítulo 2:
"El hombre aprovechado".

En febrero el viento es más salvaje.

Se lleva todo a su paso, empezando por las pequeñas hormigas que buscan comida, siguiendo por las hojas caídas de los árboles y teniendo como próximo objetivo las carpetas llenas de papeleos importantes de las personas que se dirigen a sus trabajos.

Lo cierto es que la naturaleza no respeta objetos livianos, sea lo que sea; se lo llevará y terminará tirado en alguna parte de la ciudad.

Hay personas que ya están acostumbradas a pelear contra el viento, por lo que es normal, o tal vez no tanto, que me esté riendo de un hombre que corre como si estuviese en las olimpiadas.

Pueden considerarlo malvado, pero me parece justo que no haya distinciones. Ayer vi a una mariposa ser arrastrada por el viento y todo el día pensé que no lo merecía. Se lo merecía más un humano, que, después de todo, algo malo habrá hecho.

El destino me contesta y gracias a eso un hombre sufre por un par de hojas que a este punto son imposibles de recuperar. Parece que tienen vida propia y buscan la forma de escapar, dividiéndose en diferentes caminos para no ser atrapadas.

Pero el destino no castiga solamente a una persona, siempre es a más de una y más si deseas el mal.

Sí, es por eso que ahora corro detrás de mi bufanda. Mi preciosa bufanda Hermès. Todavía no termino de pagarla.

—Maldito karma —pronuncio entrecortadamente.

Mi pecho arde por el aire impactando mi cuello y por ese mismo aire entrando ahora por mi garganta. Sin dejar de correr por la banqueta sostengo fuertemente mi bolso y esquivo a la gente que camina en dirección contraria. Cuando reviso mi reloj en mi muñeca me detengo de golpe.

Estoy llegando tarde.

Hago una mueca observando a mi bufanda ser arrastrada injustamente por los errores de su dueña. Ahora la veo volar cada vez más lejos, entre el cielo, probablemente terminará en la playa de la ciudad.

De la nada quiero llorar pero no puedo perseguirla, no cuando la perdí de vista y no tengo tiempo. Comienzo a correr en dirección contraria. Regreso todo lo que avancé y giro en la calle por la que debí entrar de no ser por quedarme riendo de desgracias ajenas. Maldita sea.

Localizo el letrero del café y entro empujando la puerta de vidrio, sintiendo el calor recorrer mi cuerpo. Si hubiera pasado unos segundos más afuera ya estaría tiritando.

Apoyo mis manos en mis rodillas, agachándome un poco para tomar aire y recuperarme. Cuando estoy mejor, alzo la mirada y me compongo, buscando entre las mesas con la mirada mientras me arreglo el cabello desordenado.

Cuando encuentro mi objetivo me acerco a la mesa y tomo asiento, dejándome caer en la silla. Ah, debieron haberlas cambiado. Este material es más cómodo.

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⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

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