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Lee Taeyong, un chico de casi 30 años, el gran escritor sur coreano se encontraba en un café que visitaba muy frecuentemente y no necesariamente por los productos, si no por la calidad del ambiente.

El café se encontraba en la esquina de una pequeña calle, la cual era de las más tranquilas y eso buscaba taeyong en cada lugar, comodidad y silencio. Considerando que también tenía gran vista y eso le ayudaba a concentrarse y escribir más de su poesía.

Taeyong era una persona reservada, si bien iba todos los días a esa cafetería nadie lo conocía, iba tres horas ahí, escribía lo que podía y regresaba a su hogar o a veces rondaba por las calles de Seúl . Nadie lo esperaba en su hogar, no había una musa fija, no tenía pendientes.. realmente vivía bien, además de que a su primer libro no le fue mal y eso le ayudó a ganar dinero.

Acabando las entrevistas, conferencias, promociones y etc. sobre su primer libro empezó a considerar el segundo.

Volvió a la cafetería semanas después y tomó su mesa de siempre la cual estaba en la parte de afuera, era una mesa para tres que la convertía para uno, pidió su café clásico y un aperitivo. Sin más, abrió su libreta, sacó sus tres bolígrafos. Azul, rojo y negro.

El azul era para las palabras que no le convencían o para juntar palabras y así unir una oración o buscar algún sinónimo, el rojo para remarcar los versos seguros, con los que se enfocaría más y le agradaban y finalmente el negro para escribir todo lo demás sin detalles.

Se escuchará torpe pero Taeyong cree que es una manera de lograr organizarse y siempre le ha ayudado.

Abrió su libreta y puso el bolígrafo contra el papel tratando de obtener una idea, volteó a todos lados y se quedó mirando, habían niños jugando a las canicas, una señora regando sus plantas y señores mayores jugando ajedrez, hasta que algo o bueno, alguien captó su atención a poca distancia, parecía que se acercaba pero taeyong no quito la vista de encima  y chocó con la de aquel.

El desconocido entrando a la cafetería vio a corta distancia a Taeyong dándole un bajo y corto "buenas tardes" acompañado de una sonrisa nerviosa.

Taeyong cayó en cuenta y miró su libreta, había quedado hipnotizado.

Era un chico blanco, peli negro, alto, delgado e iba bien vestido. Llevaba una básica camisa blanca acompañada de un suéter estilo cardigan alrededor de su cuello y unos pantalones beiges de vestir. Pero..¿Quien era?

No hizo nada más que ver su libreta, quería escribir pero no podía, temía perder al desconocido de vista hasta que aquel tomo a siento justo una mesa frente a Taeyong. Perfecto, ahora sólo tendría que cuidar que no lo captara viéndolo.

Taeyong fingía ver a los demás solo para pasar su mirada sobre aquel, en una mirada el desconocido lo atrapó y solo le sonrió.."vaya sonrisa" es lo único que soñó en la mente de Taeyong quien daría lo que fuera por ver la perspectiva de aquel muchacho.

Acto siguiente el chico se puso de pie y se fue..

Taeyong entró en pánico con la idea de no volver a verlo, guardó sus cosas y se fue.

Llegando a su hogar se sentó, saco sus cosas y comenzó a escribir.

"Será tu palidez o gran confianza la que me hace pensarte?
No lo sé pero me encantaría hablarte ,
Te podría enseñar mi arte, solo déjame pintarte."

"Poemas de café"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora