➭ 𝗣𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼

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𝑆𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑃𝑎𝑠𝑎𝑑𝑜 | 𝐻𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑦 𝑀𝑎𝑙𝑒́𝑓𝑖𝑐𝑎
𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜 | 00
𝐵𝑦 𝑁𝑖𝑘𝑘𝑦 𝐺𝑟𝑒𝑙𝑙𝑒.
𝐷𝑖𝑠𝑛𝑒𝑦®

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Érase una vez, hace no tanto tiempo, los reyes de Auradon y sus amigos decidieron levantar el exilio a los villanos más temidos, siniestros y traidores, y a sus hijos, permitiéndoles salir de la Isla de los Perdidos donde habían vivido sin magia durante dos decadas. Sin embargo, aquellos considerados extremadamente peligrosos aún deben mantenerse en exilio mientras se evalúa su comportamiento y sus crímenes.

En Auradon, solo Maléfica, conocida como La Emperatriz del Mal, permanece enjuiciada y reside en el Palacio Real, actualmente transformada en una diminuta lagartija debido a la falta de amor en su corazón.

Hades, el Dios del Inframundo, es uno de los villanos obligados a permanecer en la Isla de los Perdidos, pero es el único con permiso para salir y visitar a su hija, la Reina Mal.

Así fue que en una de sus visitas regulares, padre e hija se enfrascaron en una conversación para remover el pasado.

El Palacio Real era tan grande como lo imaginaba Hades. La sala en la que se encontraba era tan vasta como su cueva, a la que llamaba "casa". A pesar de su inmensidad, solo había dos sofás morados y una pequeña mesa dorada con una bandeja de galletas y un juego de té.

Las puertas del salón se abrieron, dando paso a la reina del Palacio, su hija, Mal.

No había nada nuevo en Mal, salvo por la cajita que traía en brazos. Seguía vistiendo su distintivo color morado.

al igual que su madre — pensó Hades. Sí, Maléfica y Mal compartían una afición por ese color. A veces, al mirar a Mal, parecía estar viendo a la misma Maléfica en la cúspide de su juventud.

Mal se acercó, tomó asiento a su lado y colocó la pequeña caja sobre sus piernas.

No había nada raro, era otra tarde tranquila de padre e hija, hasta que de repente, una patita escamosa emergió de la caja, seguida por otra, y finalmente la lagartija Maléfica se liberó.

Hades no tenía buena memoria, pero podía jurar que esa lagartija estaba un poco más grande que la última vez que la vio, solo un poco.

No pregunto ni hizo comentarios al respecto, iba a dejar que su hija explicara la presencia de male-reptil.

— Es mi madre — dijo Mal ante el silencio de su padre. Parecía nerviosa, lo que no auguraba nada bueno a Hades.

— Me doy cuenta — respondió antes de que la lagartija le golpeara el brazo con su cola — luces encantadora, Maléfica, tan... escamosa — Hades sonrió cuando Mal tuvo que sujetar a su diminuta madre antes de que saltara a atacarlo.

Maléfica y Hades habían dejado de llevarse bien hacía muchos años. La única tregua temporal fue en la boda de su hija, tregua que Maléfica rompió al morder a Hades antes de que terminara la celebración.

Después de eso, Hades había jugado a atrapa-la-lagartija con chico, la mascota de los VK's.

—Siempre es una tortura volver a verte — continuó Hades apenas Maléfica detuvo sus intentos de escape. Ella solo le mostró los colmillos.

—Papá —empezó Mal, su tono era serio —Estoy trabajando en un hechizo para ayudar a mi madre a recordar momentos felices y despertar amor en su corazón. Pero necesito entenderla mejor. Quiero saber por qué se convirtió en lo que es ahora y por qué, a pesar de mis esfuerzos, el hechizo no se ha roto.

Hades se inclinó hacia adelante, evaluando la situación. Sabía que Maléfica había perdido su corazón y el hechizo que la mantenía en forma de lagartija estaba ligado a eso. Sin embargo, notó la desesperación en los ojos de su hija y el deseo genuino de ayudar a su madre.

—¿Por qué estás tan decidida a romper este hechizo, Mali? —preguntó Hades, mirando a Mal con seriedad.

—Porque ella es mi madre. No importa lo que haya hecho o cómo sea ahora, quiero darle una oportunidad.

Hades miró a Mal y vio en sus ojos la misma intensidad que había visto en los de Maléfica. Sus ojos verdes eran iguales, pero los de Mal irradiaban luz en lugar de oscuridad.

—Tus ojos... —comenzó Hades, mirando fijamente a Mal—. Son los mismos que los de tu madre. La primera vez que los vi, eran capaces de dominar a un ejército entero. Ahora, en ti, solo buscan respuestas.

—¿Sabes? —dijo Mal, su voz temblaba ligeramente—. A veces no puedo evitar sentir que me abandonaste a mí y a mi madre en un momento crucial, pero, aunque haya crecido sin ti, estamos juntos ahora. Quiero tener esa oportunidad con ella, lo necesito.

Mal lo miró con tristeza, y Hades comprendió que su hija no solo buscaba romper el hechizo y comprender a su madre, sino también a él mismo, y las decisiones que había tomado en el pasado, pero sobre todo, Mal necesitaba reparar el vínculo con sus padres por alguna razón que él no alcanzaba a entender.

— ¿que necesitas saber exactamente? — preguntó a su hija, con un suspiro resignado.

Mal sonrió, aunque sus ojos esmerala estaban cristalinos, y lo abrazó hasta que fue momento de responderle.

— todo, cuéntame toda su historia— Hades se quedó en blanco. Esa no era una historia que alguna vez haya contado, ni era de conocimiento de todos, salvó de aquellos que estuvieron ahí para verlo.

Incluso en su forma de largatija, Maléfica parecía horrorizada de que contará lo que había pasado entre ellos. Y eso, junto con el conocimiento de que la única manera de ayudar a su hija era compartiendo la historia completa, fue suficiente para que Hades se convenciera de hacerlo.

—Muy bien, Mali —dijo Hades, aún incómodo con la idea —. Pongámonos cómodos, esto tomará tiempo.

Mientras Mal escuchaba atentamente, Hades comenzó a relatar la historia de su romance con Maléfica, entrelazando el pasado con el presente y revelando los secretos que habían llevado a su situación actual.

La historia de un hada y un dios, y cómo sus decisiones crearon un legado que perdura hasta el presente, comenzaría en un tiempo antes de los finales felices, y mucho antes de la disolución de la Isla de los Perdidos. En un mundo donde todos los seres mágicos y humanos, ya fueran de la realeza o del pueblo, coexistían en medio de tensiones, disturbios, guerras y acuerdos territoriales, un viejo mago llamado Merlín, nacido de la magia y amante de lo humano, creó una academia donde ambas especies podrían aprender a convivir en armonía.

La Academia Merlín, fue el nombre que el mago le dio. Su plan para unir reinos y especies comenzó con un movimiento de su varita, enviando invitaciones mágicas a cada rincón del mundo.

Y con cada rincón del mundo, se refiere a, literalmente, hasta el más remoto rincón. Las invitaciones llegaron a los dominios bajo tierra, al mar y a reinos lejanos. La invitación llegó hasta el Reino de Atlántida, la guarida de las brujas del mar, y hasta cierto barco pirata en Neverland. Continuó con los reinos humanos en tierra, atravesando castillos y chozas, hasta los dominios de seres mágicos en el páramo, bosques encantados y madrigueras. Finalmente, la última invitación llegó al Inframundo, al Dios y rey de los muertos, Hades.

En distintos lugares, la invitación a la Academia Merlín ya había sido leída y revisada por reyes y plebeyos humanos, pequeñas hadas, hermosas sirenas, brujas despiadadas y por Hades, el Dios del Inframundo.

El plan de unificación había sido puesto en marcha.

Quién diría que la iniciativa de querer lograr la unión sería el desencadenante de un sinfín de cuentos de hadas y de la creación de los peores villanos.

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Estaba super nerviosa sobre publicar esto, es la primera vez que escribo algo acerca del mundo descendientes y pensé mucho acerca de sí subir este fanfiction o no. Al final, decidí darle una oportunidad y aquí lo tienen, espero sea de su agradó, cualquier falta de ortografía o si algo no se entiende no duden en comentarlo y hacermelo saber, un gusto. Gracias.
~Nikki Grelle

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⏰ Última actualización: Jul 29 ⏰

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𝗦𝗼𝗺𝗯𝗿𝗮𝘀 𝗗𝗲𝗹 𝗣𝗮𝘀𝗮𝗱𝗼 | 𝐻𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑦 𝑀𝑎𝑙𝑒́𝑓𝑖𝑐𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora