✧༺Los Ojos Pueden Engañar Muy Bien...

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El artista es, por excelencia, único en esta existencia. En un mundo iluminado por luces artificiales, ellos son las estrellas más bellas. Sin embargo, esta singularidad suya también los hace susceptibles a una autodestrucción eventual.

Y ella no estaba dispuesta a perderlo. Por eso mantuvo cautivo al artista, embriagando su paladar con los más dulces licores, volviendo su mente un desastre confuso y, por ende, su propia marioneta.

Dibujaba los trazos, pigmentaba los espacios vacíos, añadia detalles y creaba su propio estilo, todo a su pedido. Pasaba todo el día, la noche y su vida misma allí, cada mañana siendo recibido por un nuevo lienzo en blanco.

Cuando se le permitía mirar por la ventana, su mente vagaba a ese mundo al que alguna vez perteneció, y en momentos como esos se preguntaba: ¿Qué hice mal?

La realidad es que, en su juventud, el artista se había dedicado a desarrollar su talento y su pasión. Sus amigos lo elogiaban, él sonreía, acostumbrado al brillo de admiración en sus ojos.

Pero nadie lo preparó para que, un día, unos nuevos iris se posaran en él y nunca más se separaran de allí. Ella lo admiraba, sí, sin embargo había algo más, una obsesión oscura escondida tras un rostro manso e inocente.

<<Quizá ese fue mi error.>> Reflexionó el artista, mirando su última obra con una expresión vacía, la cual desde hace un tiempo se le estaba haciendo habitual utilizar.

<<No debí creerle a ese amor y esa paz qué expresaba. No debí devolverle la mirada.>>

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