Jungkook
El día pasaba a velocidad máxima. Era la primera vez en años que me sentía tan obligado a estar en compañía de una persona tanto tiempo como pudiera, sin importar las ramificaciones.
Y hubo ramificaciones.
Porque empecé a querer más. Mucho más. Más tiempo con él, más historias de él, más sonrisas y risas. Quería llevarlo a casa a mi apartamento y poco a poco desprender la ropa de su cuerpo, para que pudiera ver más de él.
Probar más de él.
Ya sabía cómo era desnudo. Prácticamente había memorizado las fotos que me había enviado cuando pensó que había estado enviando mensajes sexuales a su número anónimo. Al salir del restaurante, adentrándonos en las frías calles de la ciudad, no podía sacar de mi mente la imagen de su mano envuelta alrededor de su polla, con la punta brillando con pre semen.
Quería voltearme, presionarlo contra la pared del restaurante, y cerrar mi boca sobre la suya.
Pero no pude.
Porque yo era un maldito mentiroso, y como había aprendido en la cena, encontraba aborrecibles a los mentirosos.
Había dejado muy, demasiado claro que para él no había nada peor que alguien que mentía y manipulaba para avanzar en su propia agenda, ya sea personal o de negocios o, Dios no lo quiera, ambas.
Y esa es exactamente la posición en la que me encuentro.
Iba a tener que encontrar una manera de arreglarlo. Y lo haría, estaba seguro de ello. Es lo que hacía para vivir: solucionaba problemas.
Pero eso vendría luego. Después de que finalizara el trato y no hubiera tanto en juego para ambos. Por ahora, quería disfrutar de este momento a solas con Yoongi en las calles de Nueva York.
Dejé la comida de Hank en el coche y regresamos hacia el Four Seasons a sólo unas cuadras de distancia, dándole a Hank la oportunidad de comer mientras caminábamos. La noche estaba fresca, los viajeros caminaban apresuradamente con los cuellos subidos y los sombreros puestos. Pero no sentía el frío. No mientras Yoongi paseaba a mi lado.
—Cuéntame más sobre tu familia. —me aventuré a preguntar.
Hubo una larga pausa, y luego levantó un hombro. —Ya sabes sobre mi madre; ella inventó la impresora médica.
Esperé a que dijera más, y cuando no lo hizo le pregunté: —¿Son cercanos?
Otra pausa, como si estuviera eligiendo sus palabras cuidadosamente. — Relativamente.
De nuevo su respuesta fue sucinta. Lo que me confundió. Sabía por nuestras conversaciones de texto que eran más que cercanos: Yoongi adoraba a su madre.
—¿La ves a menudo? —Ya sabía la respuesta. Me había dicho -o más bien, a Trace- que cuando su madre se había enfermado, se había mudado al apartamento encima de su garaje para estar cerca y por lo tanto la veía casi todos los días. Si no es para una cita con el médico, era para dejar las compras o hacer mandados o simplemente para ver cómo estaba y pasar tiempo con ella.
Se encogió de hombros, con sus ojos pegados a la acera enfrente. –Más o menos, supongo. Tan a menudo como se podría esperar viviendo en la misma pequeña ciudad.
Tuve que obligarme a seguir caminando cuando lo que quería hacer era agarrar su brazo y tirar de él para que me mirara, obligarlo a reunirse con mis ojos, y decirme lo que estaba pasando. No entendía por qué estaba siendo reticente. Había sido tan abierto con Trace sobre su relación con su madre, sobre las luchas que enfrentaba al lidiar con su enfermedad.
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AAON IRL [Kookgi]
Romance ★ ۪ unknow . . . Adaptación sin fines de lucro.