— ¿A qué te refieres con que quieres más, Momoring? —enmarca su rostro con ambas manos y quita los cabellos rebeldes pegados en su frente.
Momo traga pesado, sin saber muy bien qué decir, ahora se siente apenada por actuar como una adolescente virgen y hormonal.
— N-No sé realmente. —titubea nerviosa.
Sana rodea la cintura de Momo con sus piernas, bajando su cadera y así terminar de unir sus cuerpos.
— ¿Cómo te sientes ahora, Momo? —acaricia sus bíceps, intentando no pensar en la unión entre ambas.
— Caliente. —responde sincera, aún respirando de forma agitada.
La menor sonríe ante su respuesta y lleva la cabeza de Momo hasta su pecho, queriendo que sea testigo de lo que provoca en su corazón, también para tranquilizarla un poco.
— ¿Puedes escucharlo? —Momo cierra los ojos y se concentra en cada latido. Afirma lentamente, dejándose llevar por aquellas pulsaciones que se han vuelto su melodía favorita— Jamás se había acelerado de tal forma hasta hoy. Lo volviste loco solo con tus besos. —peina su cabello azabache.
— ¿Qué quieres decir? —inquiere, aún escuchando su pulso.
— No debemos hacer más nada esta noche, los besos están bien. —dice, comprensiva.
Ahora Momo levanta su mirada y se acerca nuevamente a los labios de la menor, dejando un delicado pico en ellos, seguido de otros más duraderos, hasta hacerlo prolongado y mojado.
— Te quiero a ti, todo lo relacionado a ti, todo el paquete que conforma a Minatozaki Sana. —vuelve a besarla—. Ahora no hay nada que pueda separarnos. —dicta, sin dejarla hablar y volviéndola a besar.
Momo, con la respiración entrecortada, deslizó su mano bajo la suave tela de la camisa de Sana, acariciando con insistencia la curva de su pecho. Sana, sin poder resistirse, respondió al toque, llevando sus manos a la cintura de Momo y recorriendo su espalda con dedos inquietos. En ese momento, el averno y el paraíso se confundieron en un único instante de puro placer.
Carajo, si por esto debo ir al infierno, con gusto me baño en el quinto lago de lava ardiente con el mismo Satanás.
Para Sana también era la primera vez que experimentaba un calor tan angustioso como el que sentía ahora. Decidió bajar poco a poco su mano hasta el elástico de los shorts de Momo, divagando entre si meter su extremidad o no. Pero ella estaba tan concentrada en sus labios que no parecía darse cuenta de lo desesperada que estaba porque hiciera algo más. Se removía ansiosa, buscando más contacto, hasta que elevó sus caderas, haciéndolas chocar contra las contrarias.
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𝑷𝒂𝒓𝒕-𝒕𝒊𝒎𝒆 𝑳𝒐𝒗𝒆𝒓𝒔 | 𝑺𝒂𝑴𝒐
Romance⸙ さも SaMo ♡ ─ Me dijiste que ella era tu alma gemela, Sana-chan. ─le recuerdo mientras acaricio su diminuta cintura. Acostadas frente a la otra en la intimidad de la cama, compartimos una mirada cómplice. La tenue luz...