Legado de las leyendas.

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capítulo 4: selección de campeones.

Actualmente el grupo de Jujutsu High se encontraban sentados en la mesa que se les fue entregada cuando se negaron rotundamente a compartir una mesa con "las ratas inglesas" por supuesto Dumbledore protesto alegando que el propósito de este torneo era el de fomentar la unión entre las escuelas y ahora entre magos y hechiceros.

La respuesta de los hechiceros... bueno con Suguru siendo el negociador la discusión en realidad termino bastante rápido, después de todo ser el único hechicero capaz de controlar las maldiciones a su entera voluntad tenia ese tipo de efecto en las personas, especialmente cuando dicha maldición era la maldición de la peste negra... ah como amaba haber conseguido esta hermosa maldición. Pero dejando de lado sus fetiches más que cuestionables una vez que la maldición fue utilizada para amenazar al anciano director su escuela obtuvo su propia mesa la cual por supuesto que fue declarada por Satoru como la mesa numero uno de toda la maldita escuela y que no comería las aberraciones que los ingleses llamaban comida, algo que por supuesto fue apoyado con fuerza por sus lindos alumnos.

Ahora dejando de lado ese pequeño e insignificante asunto, después de haber recibido su mesa privada y de haber quemado todos y cada uno de los alimentos que les dieron... cortesía de un más que feliz Natsu quien dijo "la grasa no es comida" y de que abusaran del equipo de cocina de Naruto y Wendy quienes nunca viajaban sin al menos un par de sus... no los llamarían fieles sino más bien resignados elfos domésticos, eh cual era el punto, oh si es verdad luego de dejar en claro que ellos iban a conseguir lo que deseaban sin importar a quien tuvieran que enfrentarse, amenazar o intimidar los hechiceros se habían hecho de una fama.

Es decir todo el mundo pensaba que eran unos completos imbéciles, no es que les molestara después de todo en palabras de Naruto "los fuertes y los hermosos no deben juntarse con los débiles y feos"

Desde esos días habían pasado ya unos buenos siete días y lo cierto es que tal y como Satoru y Azazel se los habían pedido se habían mantenido unidos, bueno en su mayor parte después de todo Naruto era un Elvin al final del día, uno sexualmente maduro y se separaba del grupo cuando encontraba una cara bonita... actualmente su objetivo era una chica asiática de quinto año de Hogwarts, quien por cierto estaba siendo realmente difícil de conquistar.

- Míralo. Gruño Hermione desde la mesa de Gryffindor mientras miraba hacia la mesa de Jujutsu Hugh, o mejor dicho mientras miraba directamente hacía el que recientemente se había enterado era el actual príncipe de la confederación internacional de magos, o mejor dicho del reino de las naciones mágicas unidas, un gobierno independiente de todos los estados Muggle y en un aparente estado de guerra permanente con los estados Muggle.

Para ser completamente honesta Hermione pensó que eso era no solo anticonstitucional y antiético después de todo los Muggle dominaban los territorios que esta supuesta confederación de naciones mágicas reclamaba como suyos, por supuesto había intentado debatir con el "príncipe" sobre este tema, ¿Cuál fue la respuesta del "príncipe" a todos sus argumentos? Nada... simplemente la ignoro completamente, como si todos sus argumentos más que validos y solidos sobre porque razón ellos estaban en lo incorrecto no tuvieran ningún peso.

Algo que por supuesto la hizo enojar bastante después de todo ignorar a una persona que estaba abierta al dialogo y al debate era sumamente grosero e irrespetuoso, y por eso mismo quiso darle una buena reprimenda por su comportamiento... quiso siendo la palabra clave pues el maldito bastardo simplemente siguió ignorándola hasta que una de sus guardaespaldas simplemente se arto de escuchar sus "chillidos sin valor" y le amenazo con cortar su horrible cabeza si no daba media vuelta y dejaba de molestar a su señor... señor que simplemente dijo. "¿alguien me esta molestando?" con un tono tan convincente que Hermione podría jurar que el directamente estaba convencido de que ella simplemente no existía.