Último aliento

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    Él siempre había deseado besar esos labios rojos. Él siempre había querido poder acariciar su cálido cuerpo. Ver sus ojos marrones con ese brillo tan especial. Todas sus fotos. Todas y cada una de ellas que había visto en su galería había deseado poder verla en persona. Sentirla.
    Y ahora no podía.

    Pasó con la mano temblando todavía el pulgar por sus labios, manchados de sangre. Una pesadilla. Tenía que ser una pesadilla. Al final ella había ido a buscarlo, y como consecuencia por querer acercarse a él, le había arrebatado lo único que más le importaba en ese mundo.
   —¿Ma-Macie? —preguntó con la voz rota— N-no… Tú… Tú no…
    Todos los agentes estaban congelados viendo la escena. Eso no debería haber sucedido.

    Su grito podía incluso ser escuchado por los alrededores. Tan desgarrador que sintió un dolor en la garganta al hacerlo. Pero no le importó.

    Se aproximó a ella, llorando.
   —¡Aléjese de ella ahora mismo! —le gritó un agente— ¡Y levante las manos! ¡Ahora!
    Jake lo ignoró, logrando llevar sus manos al cuerpo de la joven. Necesitaba poder sentirla en sus brazos, justo como ella había soñado.
   —¡Por última vez! ¡Suéltala!
    No. No iba a soltarla. Si lo hacía, significaría que la había perdido para siempre.
   —Lo siento ángel —susurró cerca de su cara, empapándose con su sangre mientras sus lágrimas caían por la cara de Macie—. Lo siento mucho, no tendría que acabar así.
   —¡Lo repetiremos por última vez! ¡Dejé el cadáver!

    Cadáver… Eso era lo único para ellos. Un cadáver más.

    El joven miró a los agentes a través de su flequillo, una mirada fría, oscura.
    Despacio, soltó una de las manos del cuerpo de su amada, metiéndola en el bolsillo de su pantalón. Aún podía hacer algo. Una última cosa.
    Tocó su móvil y lo desbloqueó.
   —¡Cuidado! ¡Lleva un arma!
    Jake sonrió, casi con satisfacción. Lo había hecho tantas veces en caso de emergencia, que sabía lo que tenía que hacer.
    Rápidamente sacó el móvil pulsando el botón de enviar, pero provocó algo que había deseado.

    La primera bala fue directamente a la mano donde tenía el móvil, lo que le hizo soltar a la joven por el impacto.
    Aguantó el grito de dolor. No le verían quejarse. No le iban a dar esa satisfacción de verle sufrir por sus balas.
    Otra bala impactó en su pecho, pero no directo al corazón.

    Sonrió.

    Sonrió antes de caer al suelo y ver la mirada vacía de Macie.
    Llevo su mano a la cara de la joven, con esfuerzo. Pasó su mano ensangrentada por su mejilla. Sin dejar de sonreír.
    Ya todo había terminado.
   —Si el cielo existe, espérame, mi ángel, voy a buscarte.

    Y por última vez, decidió dar su primer beso a la persona que más amaba antes de cerrar los ojos para siempre.

Duskwood Colecciones de Oneshots Volumen 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora