7. Accesorio Limitado

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Un sonido bastante fastidioso invadía sus orejas perrunas.

Watashi Ga Kita! Watashi Ga Kita! Watashi Ga Kita! Watashi Ga K-

No soporto más esa estúpida alarma y la desactivo.

Su Deku había caído rendido después de limpiar su cuarto, reparar los muebles, acomodar el desorden y salvar sus prendas. Como castigo baño a Katsuki con agua helada y le hizo comer comida de perro.

— Deku levántate — Con sus patas daba golpecitos en las mejillas — Oi, pecoso — La curiosidad lo invadió, entonces lamio su mejilla, era suave y olía a aceite de bebe.

"Es muy lindo, mierda"

Mordió su oreja fuertemente, haciendo que el otro se levantara del dolor. Sobo su oreja mordida y miró mal al perro.

— ¿Que? No te levantabas inútil, tengo hambre — Se bajo de su cama y abandono el cuarto.

Suspiro rendido y comenzó a organizarse para salir y afrontar un día más en su vida, esperaba de todo corazón que el perro se portara bien, sino era perro muerto.

Una vez arreglado salió en busca de comida para el y su amigo perruno, el sonido de la puerta cerrándose y un olor a comida llevaron a Katsuki en dirección al delicioso olor.

— Bien Kacchan, espero te portes bien — Dejaba parte de la comida en el plato del perro, se apresuró a comer — Sino, despídete de tus bolas.

El chihuahua se atragantó de la sorpresa mientras el otro le sonreía tranquilamente. Parecía psicópata.

— Debería ir contigo Deku, tus amenazas no me dan miedo porque si tu haces eso, despídete de tus figuras de All Might.

— No te atreverías.

Una guerra de miradas comenzó. Duro tan solo unos segundos para meditarlo, y terminar aceptando. Acomodo lo necesario en su mochila y rápidamente fabrico un objeto.

— Quédate quieto.

Se agacho al nivel del cachorro para colocarle un collar, recibió gruñidos del contrario con sus ojos saltones mirándolo pero no le importo, le abrocho y de su pequeño y delgado cuello reposaba una placa.

— Alambre...— Leyó en voz baja — ¿Como que alambre maldito pendejo?

— No pueden saber que eres un humano, así que nada de abrir tu pinché hocico, ¿Entendido?

Bufo en respuesta. Lo tomo en sus brazos y lo dejo en su mochila junto a un montón de cosas. El pecoso dejo un hueco por el que el perro asomara su nariz, y si quería sacar su rostro, no planeaba asesinarlo, no aún.

Camino hasta las instalaciones del departamento de apoyo a su respectivo salón. La mascota en su espalda no paraba de quejarse y gruñir por lo bajo.

— Por las chanclas de Moisés, ¿Que mierda traes en este bolso?

— No metas a Moisés en tus insultos, y traigo lo necesario, ahora cállate.

— Siento que se me está metiendo algo por el culo Deku.

— Debe ser el destornillador.

— ¿Por qué putas traes un destornillador? — El pecoso negó con los hombros.

— Nunca se sabe.

Por fin llegaban a lo que parecia ser el salón del peliverde. Sintió como todo se revolvía en el interior del bolso y por el brusco movimiento choco contra el suelo soltando el típico chillido de perro. Cuando una luz se mostró, lo miró mal.

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