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Para empezar, su vida era un tanto (muy) problemática, estos días se fue deteriorando cada vez más el hecho de estar consiente aunque sea media hora. No podía pensar con claridad la mayoría de veces que lo hacía.

Las calles antes vacías eran habitadas por los mismos personajes que él, los que quisieran escapar un rato del mal trato del mundo, los que querían desconectar su mente para poder ser felices, aún si ponían su vida en riesgo.

Quizás esta era la forma de salir de la mierda que pasaban día a día, pero hasta él sabía que no era así. No quería vivir como un ente toda su vida o parte de ella, sabía que aunque ahora no tenía a nadie, alguien lo iba a entender.

Pero mientras más seguía comprando la misma bolsita, más intenso se hacía el querer desaparecer, y por más que no quiera, su subconsciente lo traicionaba como nunca. Todas las noches, mañanas y tardes en un viaje sin fin, rogándole que pare y a la vez, que siga.

En sus momentos de lucidez, obviamente se arrepentía, intentó demasiadas veces dejarlo que perdió la cuenta, como si llevara una. Menos tenía personas para decirle lo que estaba mal o no, solamente se sentía influenciado por las pocas que lo acompañaban.

Ni siquiera podía considerarlos amigos, únicamente con el título de conocidos o extraños, estaba solo en el mundo. Su papá, bah, si es que podría llamarlo así, se fue al poco tiempo de haber nacido con otra mujer, dejando a su mamá destrozada, con la carga en sus hombros.

Fue tanto el desgaste emocional que ocasionó, que terminó por quitarse la vida a base de una sobredosis de pastillas, con su bebé al lado y una carta que expresaba todo lo vivido. La única persona que lo "cuidó" fue su tío, quien apenas lo veía, pero por lo menos, le daba un techo en donde dormir.

Al ya ser mayor de edad, volvió a la que antes era su casa, no era habitada por nadie, las cosas seguían en su lugar y se mantenían intactas aún con el paso del tiempo. Eso sí, con bastante suciedad.

Cuando se mudó a esa casa, casi que no pasó tiempo ahí, cayó en el vicio y le era cada vez más imposible superarlo. Por más que quisiera recapacitar, ansiaba poder ser libre de todas aquellas cosas que lo atormentan, que solo cuando se mantiene en silencio desaparecer mientras toda su cabeza da vueltas.

Los días iban pasando muy lentos, no tenía amigos, no tenía familia, no tenía a nadie, solo a su soledad carcomiendolo por dentro. Recordaba aquellas veces donde conocía gente, donde pudo encontrar a alguien que realmente quería y amaba desde el fondo de su corazón, pero esa persona... Simplemente se fue, dejándolo con el amor en sus manos.

Con un "No, Enzo. Ya no te quiero más, no insistas."

Desde aquella vez, las cosas nunca más fueron las mismas, y podría decirse que fue el causante de toda sus adicciones, lo dejó totalmente destruido tando por dentro como por fuera.

No recuerda cuántas noches y días estuvo mal, diciéndose a sí mismo que tenía mal, si era su apariencia o solo un tonto boludeado. Pasaron algunos años desde ese entonces y ya lo había superado, pero las cicatrices seguían ahí.

En su mente pasaba en repetición la canción "Beso Amargo" de c.r.o, uno de sus cantantes favoritos, se podía identificar perfectamente en sus letras, en cualquier melodía y en cualquier verso. Apretó los ojos mientras pequeñas gotas saladas caían de estos, forzándose a dejar de llorar.

La melancólica situación empeoraba las cosas, los mambos que tenía lo desconcertaban y no dejaban que se enfocase en algo. Él aún estudiaba, de algo tenía que vivir en un futuro. Arquitectura le llamó siempre la atención de chiquito, le encantaba poder apreciar los edificios viejos o llegar a crearlos.

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⏰ Última actualización: Aug 02 ⏰

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beso amargo | enzulianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora