Aclamaciónes vacías

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Mi voz se pierde entre la multitud, 
aunque no importa, porque todos decimos lo mismo.

Tenemos hambre y sentimos un vacío en nuestro interior. 
Nuestros hijos han encontrado su final en la guerra 
y ya están pudriéndose sobre la tierra.

Nuestro señor está vivo y su piel reluce tanto como su corona, 
sus ropajes con bordados de plata y hilo de oro nos dan a entender todo.

Sonríe al escuchar nuestras aclamaciones 
y nosotros sonreímos también porque, ¿qué más se puede hacer?

Puedo ver sus ojos relucir, 
abre sus brazos y mira hacia arriba, 
sintiendo que él es la vida.

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