Todos los One Shorts que se encuentren acá no tienen categoria especifica.
Todos son Louis Bottom.
No son específicamente Larry.
Lee bajo tu propia responsabilidad.
Se tocan temas muy sensibles.
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Resumen:Louis es un joven delincuente que ha estado en prisión lo suficiente como para saber que eso no lo hará cambiar su forma de ser. En su última sentencia, el juez decide probar algo un poco diferente y Louis es enviado a formar parte de un nuevo centro de rehabilitación experimental.El Programa Petrovich.La vida está a punto de cambiar para Louis, de maneras que nunca podría haber imaginado.
[...]
Un programa de rehabilitación
El edificio se alzaba sobre Louis mientras bajaba los escalones del autobús, siguiendo a los otros dos muchachos que habían sido transportados con él desde las celdas de detención hasta las salas del tribunal.
Que broma.
Había estado en problemas desde que tenía unos diez años, y su primer arresto completo se produjo después de entrar a robar en una casa cuando tenía trece años, lo que resultó en una sentencia suspendida. Sin embargo, la libertad que le habían otorgado debido a su corta edad no lo persuadió a cambiar su comportamiento, y otro robo lo llevó a su primera sentencia de detención juvenil cuando tenía solo catorce años.
Tenía dieciocho años y su vida había sido una serie de detenciones, seguidas casi inmediatamente por más allanamientos y más detenciones. Siempre parecía que lo pillaban; ése era su problema: era un delincuente tenaz y entusiasta, pero no muy sutil.
Esta vez, el juez finalmente admitió que otra detención no era la respuesta para Louis, y la sentencia había dejado a Louis confundido e intrigado.
El Programa Petrovich.
Así lo llamó el juez antes de explicar que se trataba de un nuevo e innovador programa de rehabilitación para jóvenes reincidentes y que no respondían bien a las formas tradicionales de corrección.
Louis se fijó en el cartel del enorme y feo edificio que tenía delante: la palabra «Petrovich» resaltaba en letras negras sobre el austero arco de piedra que había sobre la puerta principal. El edificio era una especie de castillo, pero bajo y extenso, y estaba en medio de la nada.
En algún lugar del norte, pensó Louis, pero se había quedado dormido durante gran parte del interminable viaje y no tenía idea de en qué parte del país estaban; todo lo que sabía era que no había visto otra casa, tienda o persona durante la última hora del viaje.
Louis y los otros dos muchachos fueron conducidos al vestíbulo de techo alto por uno de los malhumorados guardias y se les ordenó que se quedaran de pie y esperaran mientras los entregaban al personal que estaba allí para recibirlos. La mente de Louis vagaba mientras observaba su entorno, permitiéndose distraerse e ignorar la realidad de la situación en la que se encontraba.
El vestíbulo estaba aséptico, sin comodidades ni decoraciones, una habitación sencilla y limpia con un mostrador de recepción y algunas sillas de plástico duro. A cada niño se le pidió que confirmara su nombre y fecha de nacimiento, y se le colocaron pulseras de plástico en las muñecas, lo suficientemente apretadas para que no se pudieran soltar, pero no tanto como para que resultaran incómodas.
