"Lia"
El camino en la noche lo sentí rápido, aunque parte de ese sentimiento influye que estuve dormida en la carreta la mayor parte del tiempo. Si me llegaba a despertar era porque rebotaba por una piedra grande que la carreta no pudo esquivar. O por el ruido del trote del caballo, eso me trajo recuerdos de la noche de ayer.
Cuando me desperté, ya estaba amaneciendo, seguíamos en el trayecto, creí que en las noches nos pararíamos ya que podría ser peligroso seguir. Los hombres se veían cansados, Adalia se veía normal como para no haber dormido y Erion también se veía relativamente normal con su cejo fruncido.
Adalia, quien se adelanto con su caballo, levanto el puño y todos los hombres pararon. Yo, al igual que la mayoría, aprovechamos a estirar las piernas, mientras Adalia hacia una breve inspección del territorio donde nos encontramos.
–Muy bien equipo, llegamos al primer punto. Descansen las piernas o tomen una siesta, nos iremos en unas horas. –Dicho eso se bajo del caballo y se dirigió hacia mí. –Tu entrenamiento con Erion empieza hoy.
¿Qué? ¿Cómo que hoy? Pensé que tenia tiempo para mentalizarme de la golpiza que me va a dar. Erion se acerco lento y decidido. Cada paso que daba solo me confirmaba que hoy iba a morir. Adalia se pone frente a el una vez que él está cerca mío.
–Recuerda lo que hablamos Erion, esta ocasión, solo observar sus habilidades. –El asintió y me miro serio, había algo diferente en su mirada hoy, pero no sabía que.
–Vamos, que quiero tomar una siesta en lo que queda de recorrido.
Él tenía un costal en su hombro y me dirigió un poco adentrados al bosque, podía escuchar el pequeño campamento, pero no podía verlos y eso me preocupo.
–¿Alguna vez has tomado un arma? –camino frente mío y me dio la espalda para poder sacar lo que tenía en el saco. Negue con la cabeza, pero como estaba a sus espaldas no podía verme. –Te pregunte algo, insolente.
¿Insolente, yo?
–No, nunca. No es propio de una... –Iba a decir princesa, pero me mordí la lengua antes de decir una estupidez. –de una dama.
El re rio, una vez saco todo lo que tenia del bolso se volteo a mirarme, tenia una mirada mas oscura que ayer, estoy segura de ello.
–Por ordenes de mi jefa, no haremos mas que evaluación el día de hoy. Las pruebas son sencillas, consisten en fuerza, velocidad y, lo que más me concierne, agilidad. –Está bien, no suenan tan difíciles, tal vez Nat se equivoco con él y cambio después de su última tutoría. Mi calma se desvaneció junto con su sonrisa. –Como nunca has cargado un arma, tu prueba de fuerza y agilidad se mezclará, toma esta hacha.
Puse una mano en el hacha, pero en cuanto la soltó mi brazo y yo caímos junto con ella, no sabia lo pesadas que podrían ser estas cosas. El solo me miro con burla y con todas mis fuerzas trate de levantar el hacha, logre hacerlo con mis dos manos.
Al ver que pude levantarla, el se encamino a un tocón y me hizo una seña con la mano para que lo siguiera, pude recargar parte del hacha en mi hombro derecho y, aunque me estaba balanceando, pude caminar hacia él. ¿De qué diablos esta hecha esta cosa?
–Tu primer prueba será con 3 armas distintas; el hacha, una espada y las flechas, unas mas pesadas que otras. Te repito que la finalidad de toda esta mierda es ver cuanto puedes hacer con lo básico. –¿El hacha es un básico? –Al menos eso es en el campo de fuerza y agilidad, la parte de velocidad, a veras que es más divertida, al menos para mí. –Conociendo a este loco, me va a perseguir con flechas.
Me dejo parada con el hacha en manos, esta cosa cada vez se hacia mas pesada y no sé cuánto tiempo más podré sostenerla. Para cuando regreso, lo hizo con tres pedazos de madera, eran grandes como para una fogata. Dejo uno en el tocón y después tiro el resto a su lado derecho, extendió la mano hacia mí, supongo que para agarrar el hacha y así fue, la sostuvo y después de acomodarse, destrozo el pedazo de madera en un solo movimiento de brazos.
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The Truth Untold
Novela JuvenilLa vida se reduce a decisiones. Algunas son fáciles, otras desgarradoras. Vivir o morir, confiar o dudar, seguir o abandonar. Nunca imaginé que, siendo la princesa heredera, mi vida estaría marcada por tantas mentiras. Pero el destino tiene una form...