Capítulo 12

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"Adalia"

Hay una razón por la que evito dormir, las malditas pesadillas.

Estaba en la que solía ser mi habitación, el suelo de piedra estaba igual junto con mis muebles. Mi única tarea era la de empacar para irme con mi amado. La bolsa para la ropa era pequeña pero bastaba para unos cuantos días, hasta que llego el olor del humo.

Al abrir la puerta todo estaba cubierto de humo, trate de correr al cuarto de mis hermanos para ver si están a salvo, justo cuando estaba por llegar alguien me tomó del brazo, era mi padre.

–Padre, ¿Qué está pasando? ¿Dónde están mi madre y mis hermanos?

No me respondió, me miró con su usual semblante serio y empezó a jalarme hacia las escaleras, al bajar vimos todo el caos qué se situaba en el recibidor. Había hombres gritando, mujeres tratando de calmar el fuego y más hombres peleando. Yo estaba inquieta ¿qué está pasando?

No tuve tiempo a reaccionar cuando volví a sentir el presuroso jaleo en mi brazo, fuimos rápidos al llegar a la cocina, más específicamente a la puerta trasera.

Cuando estábamos afuera del castillo pude ver la gravedad del asunto. No era un cuarto el que estaba quemando, todo el castillo estaba envuelto en llamas. El pánico me invadió, bajé la mirada a ver a mi padre, estaba asustado, él me acarició la mejilla y me susurro.

–Iré por tus hermanos, si no regreso en 10 minutos, vete y no regreses Aysha.

¿Irme? ¿A dónde me iría?

No pude decir nada porque justo antes de articular una frase él ya se había ido, fue la última vez que lo vi vivo.

Me levanté de golpe, estaba sudando y unas lágrimas corrían por mis mejillas, las limpie con el dorso de la mano y me recargue en ella, han pasado años de esa noche y es cada vez es más difícil despertarme.

Me tomé mi tiempo para respirar y controlarme, "solo es un sueño" me decía "estás a salvo ahora" "no puedo perder mi mente en este lugar" son frases que les sueles decir a los niños para que se calmen, pero funcionan, cuando retome el control vi a mi alrededor sabía que el toldo que pusimos en la carreta me impedía ver afuera, y con ello de que el mundo me pudiera ver. Volví a tallarme los ojos, fueron pocas las lágrimas así que no tendría la cara hinchada o los ojos rojos, después asome la cabeza para ver donde estábamos. Detrás de la carreta estaba Danielle, en ¿mi caballo? ¿Quién le dio permiso de montar a mi Eos?

–¡Hola! –dijo eufórica la usurpadora de caballos. –Despertaste, estuviste mucho tiempo dormida, Yun dijo que ya casi llegamos al campamento central y Erion dice que allí estará Woodrow.

¿Cuánto tiempo dormí? Usualmente para llegar al campamento tomaría unas cuantas horas, mire hacia el cielo y sí estamos muy adentrados en la tarde, tanto que ya casi oscurece.

–¿Quién te dijo que podía montar a Eos?

–¿A quién? –Mire a mi yegua y Danielle captó la indirecta. –Ah bueno fue complicado, no quería molestarte en la carreta, así que le insistí mucho a Erion de que me dejara montar, él me dio la condición de que me quedara detrás de la carreta y le dijera cuando te despiertes... –Se callo por un segundo, como asimilando lo que acababa de decir y continuó. –Espera aquí un segundo.

Ella se fue, recuerdo el cómo Yun me tomó en sus brazos para poderme llevar a su caballo, siendo sincera no creí que me desmayaría del cansancio, aun aguantaba hasta llegar al campamento, pero supongo que la pelea se acabó con esa energía de reserva.

Danielle regresó con Yun, su tensión disminuyó en cuanto me vio lo que quiero asumir provocó su sonrisa.

–¿Cómo estás, ninfa? ¿Dormiste bien?

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