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La Chateau Frontenac estaba abarrotado a última hora de la mañana del sábado. Fourth  y Gemini se abrían paso entre los turistas, los artistas callejeros y los vendedores a medida que avanzaba por el paseo marítimo.

Se habían levantado temprano esa mañana para visitar algunos de los sitios más populares ante la multitud, pero ahora simplemente estaban deambulando tranquilamente por Vieux Quebec, la ciudad vieja, sin un plan o destino en particular

El cielo era azul y despejado, el sol cálido, junto a la brisa fresca. A Fourth  le encantaba la sensación de adoquines bajo sus zapatos desde las viejas calles y la arquitectura histórica de los edificios que lo rodeaban. E incluso disfruto del entretenimiento turístico cliché.

El y Gemini se detuvieron durante diez minutos para ver a dos artistas vestidos como Wolfe y Montcalm pelear un duelo simulado en un divertido reflejo de su histórica batalla.

Cómo había esperado, Gemini estaba informado e ingenioso. Le contó detalles sobre los enfrentamientos militares a lo largo del St. Lawrence en varios momentos de la historia, y no dudo en señalar de manera irónica las imprecisiones en las diversas recreaciones de la historia diseñadas para turistas crédulos.

Fourth  disfruto inmensamente de su ironía, pero no podía sentirse especialmente irónico. Estaba teniendo un buen tiempo. Cuando terminaron de pasear por Le Chateau, comenzaron a bajar las escaleras que conducían hacia el río.

Las escaleras eran muy largas, bastante desiguales e increíblemente empinadas. Y Fourth  tuvo cuidado al descender, no queriendo humillarse a si mismo dando tumbos hasta el fondo. El aplaudió con estúpida alegría cuando llegó al fondo, y no le importo que Gemini se riera entre dientes, divertido.

Fue uno de esos días perfectos. El clima fue estupendo. Su entorno fue inspirador. El viento del río St. Lawrence fue estimulante. Y tenía el resto del día, más la mayor parte del día de mañana, que esperar.

Hubiera pasado un buen rato aquí solo, pero fue aún mejor con un compañero como Gemini.

— Oh, mira — dijo, mientras comenzaban a caminar junto al río. Señalo a un vendedor en el camino. — ¡Helado!.

Gemini levantó una ceja. — Ni siquiera son las once de la mañana.

— ¿Y cuál es tu punto? — demandó Fourth, frunciendo su ceño hacia el.

El se rio de nuevo y nego con la cabeza. Pero hizo un gesto hacia un banco vacío. — Toma asiento mientras puedas. Te conseguiré uno.

Con otra oleada de alegría de vivir, Fourth  sonrió y comenzó a sacar su billetera de su bolsa. — Aqui. Permítemem

— No, no es necesario que lo hagas — interrumpió Gemini, dejando a Fourth  abruptamente para acercarse al vendedor de helados.

Fourth frunció el ceño mientras se sentaba en el banco vacío frente al río. No tenía derecho a estar gruñón con el por tratar de pagar el helado. Esos habían sido sus términos desde el principio. Lo decía en su pequeña hoja de servicios. El cliente paga los viajes, el alojamiento, la comida y cualquier otra cosa que haya comprado en el transcurso del compromiso.

Había intercambiado algo de dinero cuando lo hizo en el aeropuerto, pero supuso que solo gastaría su dinero en el mismo, no en comida para el. Su reacción lo hizo sentir muy incómodo, aunque no pudo especificar exactamente porque.

Fourth decidió que se sentía como si fueran amigos. Si bien su relación siempre había sido profesional, habían llegado a conocerse bastante bien en los últimos meses.

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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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𝐒𝐜𝐨𝐫𝐭 ✧ 𝘎𝘦𝘮𝘪𝘯𝘪𝘧𝘰𝘶𝘳𝘵𝘩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora