No entiendo

En el fondo de un mar turbio hay una calma en la que ando moviendome lenta y atentamente, esta oscuro y profunda y temerosamente azulado, mis ojos solo descansan para pestañar urgente de manera de permanecer alerta y curiosa a la inmensidad que se me escapa en cada movimiento. Quisiera captarla entera, no puedo. Me gusta. Me hace bien.

Soy un insignificante pedazo de basura flotando en la inmensidad del mar.

No quiero ser vista, no quiero ser significada por la mirada de alguien mas. La otredad me determina. No quiero. No me gusta. No me hace bien.

Encontrarme frente a una mirada, fija, que se detiene ante mí, en mí, que me detiene, me limita, se interpone en mi camino libre, no me deja seguir.

Quiero refugiarme en mi misma. Unir la punta de mis pies con el extremo de mi cabeza. Hacerme una masa uniforme y homogénea, indistinguible, juntar todas las partes y reconciliarlas.

No voy a mentir y decir que no me gusta irme de todo, pero no me quiero ir mas de mi. Quiero quedarme a ver. A nadar en ese azul profundo e ir cada vez mas hondo y tal vez no volver a la superficie nunca más. Entre perderme para siempre y aparecer flotando en la orilla creo que es menos fatal no volver para no darme un fin.

Hay que saber irse a tiempo.

Me quiero ir.

No quiero un fin.

No quiero volver.

No quiero encontrarme en tu mirada nunca más. No me gusta quien soy ante vos. Quiero ser escapándome de vos.

Prefiero ser en tu recuerdo vago, que quiere atraparme y materializarme y no puede. Una pesadilla que se consuma en su pico de terror cuando despertas y no fui tu verdad. Por que soy la mía.

Nunca entiendo que es lo que hace tu mirada al rededor de mí. Quiero que me dejes en paz.

El mar tiene algo de infinitud, algo de inabarcable, algo de incondicional. Quiero que me envuelva, llene mis pulmones, deje mis ojos repletos hasta volverlos dentro mío y dejarme profunda y temerosamente azulada como él, como yo a partir de ese instante.