El falso Dios

Falso dios

 -¿ya volvió? - la voz del sujeto 11 resonó en los oídos de sus captores, por años la pregunta no era mas que una burla hacia sus allegados, sin embargo esta vez era diferente, no parecía una burla, era una pregunta real y sincera -¿ya volvió?

Los 5 hombres en la habitación no le hicieron caso, por años hacia la misma pregunta y nunca respondían, era un ritual a este punto, nadie sabia realmente que significaba esas dos palabras que el sujeto 11 repetía cada año estándar cuando se le daba su dote de alimentos y sus guardianes le hacían una serie de preguntas que él aveces ni siquiera respondía y solamente se limitaba a hablar de lo que había soñado en el año estándar donde tenia las visitas de los soldados de armaduras tan oscuras que hasta la guardia del cuervo quisiera una de ese color.

Los solados no hablaron y solo le dieron una cubeta gigante de gachas llenas de nutrientes de sabor químico y opaco, como si fuera una mezcla de medicina y babosas sin sabor que se pegaban a sus dientes ensuciando a los mismos con su color blanco artificial.

- Comida... que festín – otro habito del sujeto 11 que había obtenido en su celda, extendió su mano derecha hacia la cubeta hundiendo la misma en la viscosa baba proteica tomando un puñado de la misma y llevándola a su boca devorando como si fuera un animal, no era necesario que comiera, pero el mero hecho de sentir algo en su boca era suficiente para avalansarse contra su presa química y sin sabor

- ¿quieren? - pregunto el sujeto 11 mientras extendía su mano llena de las gachas nutritivas que se resbalan por sus dedos manchando el piso de su celda con su fluidos

eso era nuevo, los Custodes que estaban a su derecha dudaron el siquiera responder a esa pregunta, pero el silencio se rompió y por lo tanto la respuesta fue dada, de la boca del custode que estaba en su frente

- en los 10.000 años que estas en este lugar nunca siquiera pensaste en compartir tu cena ¿que ha sucedido para cambiar algo tan importante?

El sujeto 11 sonrió con gratitud cuando escucho eso, dejo su postura salvaje adoptando una pose común, sentado cruzando las piernas comiendo sus gachas mientras comenzaba a sorber ruidosamente el liquido pegajoso, cuando el liquido ya estaba en su estomago volvió a hablar a sus captores

- Él volverá, así que quiero compartir mi comida con ustedes antes de encontrarme con él, es una forma de agradecer su compañía por tantos años de amistosas charlas

Alabas, el Custode que estaba en frente del sujeto 11 arrugo la cara por debajo del casco negro medianoche, era el mas experto de sus hermanos, había estado ahí cuando el sujeto 11 llego a los laboratorios del emperador por primera y única vez, recuerda vivamente como el gigante frente a ellos anunció su presencia con una sonrisa amplia y su armadura azul marino manchada por su propia sangre, recuerda tambien como él no se quejó cuando su armadura fue removida o cuando lo llevaron a su celda humillándolo en todo momento, en lugar de gritar o resistirse, el gigante solo sonrió y se sentó en su celda jugando con las piedritas que encontraba por ahí, escarbando las paredes del lugar para dibujar grandes soldados luchando contra otros soldados, jugando a las batallas que tenían entre si, era como un gran niño que jugaba en la sala de espera esperando que su madre viniera pronto

- Alabas, amigo – el sujeto 11 volvió a hablar mirando al Custode frente él, su cara volvió a fruncirse bajo su casco cuando vio como el guerrero frente a él le daba su baba favorita, la única comida que tenia en el año - ¿no quieres hermano?

Alabas dudó mientras miraba al sujeto, un pensamiento que no había tenido en los 10.000 años de encarcelamiento del gigante se cruzó por su mente, nunca luchó, y ahora un noble guerrero que ayudó a la humanidad de una forma que solo sus hermanos se comparaban estaba en el suelo, sucio, desnudo, su cuerpo fornido y tonificado se volvió delgado y escuálido, nunca vio tal degradación de la obra perfecta de su señor, era una herejía pensar como alguien así de perfecto se encontraba en ese estado, pero ya con 10.000 años a sus espaldas Alabas solo tuvo un momento de pensamiento antes de responder