Capítulo 1

544 53 13
                                    

No sé qué es la vida, no sé qué es vivir. He estado quieta durante 20 años, viendo "vivir" a los que me rodean, pero yo no sé cómo se siente. Mi creador dice que soy especial, que soy diferente a los demás.

El lienzo con el que formaron mi cuerpo lo encontraron en una ciudad oculta, eso me dijo mi creador, se decía que era una enorme túnica que vestía una diosa ¿Cómo llegó a las manos de mi creador? No lo sé, nunca me lo dijo.

- Pequeña Camila, puedes desear lo que quieras, cuando lo quieras y la Diosa te lo concederá, solo desea –

Eso me dijo, pero ¿Qué significaba? ¿Qué podía desear una muñeca?

Durante la noche o cuando había poca luz solar, podía ver mi reflejo en la vitrina, veía los pequeñas y delicadas ondas oscuras caer por mis hombros adornados de finas costuras del mismo color de la tela que cubría mis brazos y todo mi cuerpo, dos ojos de un color azabache plástico y un pequeño hilo negro, medio torcido por los años, que hacía de mi boca. Y con el mismo vestido floral, de tela oscura y un poco desgastado. Había escuchado decir que no podían arreglarme porque entonces perdía el valor, se suponía que la tienda era de antigüedades y no tenía sentido que usara telas que fabricaban en las industrias.

Todas las tardes, una chica venía a la tienda y se quedaba mirándome durante bastante tiempo.

- Papá, cómpramela – Le decía halándole el saco al señor a su lado.

- ¿Para qué quieres una muñeca desgastada? – le preguntaba el hombre.

- Es muy bonita – le respondía mientras me miraba a través del cristal.

- Otro día, Lauren –

Pero nunca me compraron y a pesar de que la chica se veía agradable, yo estaba cómoda en mi estante.

Un día, la chica no fue a verme y desde entonces, sentí algo extraño. Mi creador me dijo que podía ser tristeza, que podía faltarme algo y yo no lo entendía.

- Extrañar es una forma de necesitar – Me decía.

- Entonces sí, la extraño – Pensaba.

- ¿Qué extrañas de ella? – Me preguntaba curioso.

- Podría ser lo bonito que se iluminaban sus ojos verdes cuando me veía, o tal vez, la bonita sonrisa que se le formaba al llegar y ver que aun nadie me había comprado –

Un mes entero sin verla, no me acostumbro. Nadie me mira como ella lo hacía, nadie sonríe como ella y entre mis pensamientos estaba cuando escuché la campanilla de la puerta sonar y mi corazón, si acaso tenía alguno, se sintió cálido por primera vez. Mi creador me miró alegre y atendió a la chica, a Mi Lauren.

- Quisiera comprar esa linda muñeca de allá – escuché decir. Mi creador asintió sonriendo y se dirigió a donde yo estaba, sacó una vieja llave oxidada de su bolsillo y me sacó.

- He estado trabajando para poder comprarla – decía sonriente la chica.

- ¿En serio? – Preguntó sonriendo mi creador – Aquí tienes, cuídala bien.

Y con una sonrisa y un saludo con la mano, mi creador se despidió de mí.

- Suerte, pequeña Camila –

Por primera vez salía de la tienda. Lauren puso la muñeca con mucho cuidado dentro de su morral, el cual se colocó hacia delante y lo abrazó con ambas manos, mientras caminaba animadamente por las calles frías.

- Espero te guste tu nuevo hogar – decía – Pero primero, iremos a conocer a alguien.

Llegaron a lo que parecía ser un centro clínico infantil.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 09, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Corazón de tela (Camren Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora