Historia con Mike

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Durante el verano, Elena suele ir al pueblo de sus abuelos, en el que hay un pequeño campamento. Desde pequeña, sus amigos y ella siempre han ido a la parte trasera de este,  a lanzar piñas para que los monitores que cuidan este campamento salgan a perseguirles, y así divertirse por las noches. En cambio, por las mañanas en la piscina y en diferentes sitios del pueblo, hablan y juegan con los niños pequeños que asisten a este lugar. El año pasado, se fijo en un nuevo monitor, pero por su personalidad introvertida fue incapaz de hablarle, y todo lo que supo de él era gracias a las niñas de 7 años con las que jugaba por la mañana. Su nombre era Mike, y debía de ser uno de los mejores monitores. Aunque no vamos a negar las miradas que se lanzaban ambos, todo acabó un día por la noche cuando él salió a perseguir a los maleantes y vio la cara de Elena entre el grupo que asistía a un pobre chico, el cual, tras haber subido a las ventanas a llamar, bajando se había hecho daño en el pie. Un año después, en el mismo pueblo durante las vacaciones, en una de las pequeñas fiestas donde se celebraba el aniversario de la fuente, ellos se volvieron a ver, y se retomo todo, como si ese año no hubiese pasado. Otra vez el juego de miradas, y otra vez que ninguno dio el paso para hablar. Pero ese año fue diferente, una de las pequeñas niñas, Natalia se dio cuenta de como toda la fiesta habían sido miradas entre ambos y al día siguiente, en la piscina le preparó una sorpresa a su nueva amiga.

-Elena, Elena, Elena,...

-Dime pequeña lapita- llamando a Natalia por su mote cariñoso.

-Hoy tienes que jugar conmigo sí o sí a la pelota

Elena no se negó, su mentalidad infantil le impedía hacerlo. De todos modos, es probable que compartiese edad mental con Natalia. Minutos después, la pequeña campista se quejó de que para ese juego, eran pocos jugadores, y salió corriendo con sus dos coletitas y la sudadera de Elena, pareciendo un fantasmito fucsia. Elena pensando que tardaría en volver se sentó a leer hasta que escucho pequeños gritos emocionados de su pequeña lapita. La cara que se le puso al verla tirando de la mano de Mike fue tan épica como la de Mike al darse cuenta de hacia donde era dirigido. Con malas excusas, intento librarse pero cuando Mike le pidio que se quedase no se pudo negar. Jugaron hasta que Natalia se fue, parándose a descansar y a mirar a los niños correr por todo el césped. 

-¿Cómo te llamas?- pregunto Mike después de unos minutos de un cómodo silencio

-¿Perdón?

-Tu nombre

-Aah..si... eso...Elena-dijo sonrojada-Bueno, me tengo que ir. Ya hablamos.

Esa misma tarde, en el campo de fútbol del pueblo, los campistas jugaban, y los jovenes del pueblo estaban en el frontón, a 10 metros de distancia. Elena estaba jugando, no se le daba mal, desde pequeña ha sostenido la raqueta. Un balón de fútbol americano rebotÓ en su cabeza. Girándose para ver el culpable y matarle dolorosamente, vio un arrepentido Mike. Ante esto, lo primero que pensó es que él habría visto el baile estúpido que hace cuando gana y bajo la cabeza.

-Ena, perdóname, no sabía que podía llegar a daros a alguno de vosotros, perdón, de verdad.

-No...No te preocupes un accidente lo tiene cualquiera.

-Uno,... ajjajajajjajajajjaja eres lo más patoso del pueblo Elena- comentó su compañero de frontón. Ante esto, Elena rio y le hizo una burla, típico entre ellos. Mike miró mal al chico quien empezó a reír más. 

-Bueno Ena,...

-¿Ena?

-Si, es que Elena parece muy serio, y no sé, me parecí.....-dijo rascándose la cabeza

-Me encanta- dijo Elena sonrojándose

-Suena a Eno digestivo- comento el compañero

-Cállate

Poco a poco fueron teniendo encuentros fortuitos, y tras el cuarto, Mike decidió pedirle a Elena una cita, planeada, sin ninguna posibilidad de fallo. Quedaron en ir a dar un paseo en la noche por la zona del rio, y una de las grandes tormentas de verano tuvo lugar. Mike lo primero que pensó es que Ena se cabrearía por la lluvia, se le estropearía el peinado o algo de esas cosas de chica y le dejaría de hablar. Su sorpresa fue mayúscula cuando le escucho reírse, pero mayor fue cuando ella, esquivando todas las barreras de la vergüenza, le pidió bailar. No fue romántico, cantaron ellos, y no bailaron agarrados tipo vals, fue más girar, tropezarse y mirarse. 

No hubo beso. 

El día siguiente, Mike dándose cuenta de que el campamento se acababa y él se iría, hablo con ella para pedirle salir. Ella aceptó. En ese momento fue su primer beso. Aprovecharon cada momento juntos hasta que él se tuvo que ir. No cortaron y gracias a que no lo hicieron cuando se encontraron en la universidad, ambos tenían algo a lo que agarrarse; no solo a un pasatiempo de verano, sino a algo solido.

Salir con él era perfecto, o eso cuenta Elena. Es detallista pero no todo el rato son frases románticas, eso no sería típico de ninguno de los dos. No pueden parar de reírse mientras hablan, aunque no falten esas conversaciones pícaras, ni aquellas que les sacan sonrisas y lágrimas. Discuten porque ambos son celosos, pero tardan poco en reconciliarse. No solo él es detallista, ella también lo es. Le regala libros y equipación. Mike es muy protector con Elena y le anima a seguir sus sueños, cosa que hace que discutan, pero generalmente se les pasa rápido. A Mike le encanta hacer de picar a Elena, le agarra la nariz y dice "Mec", o le recuerda las chorradas que ella suele hacer, haciendo que ella se sonroje, cosa que sucede con demasiada frecuencia, ese sonrojo que hace que Mike suspire por ella. Por otro lado, ella también le pica cuando están juntos, sobre todo haciéndole cosquillas. Ninguno se ha olvidado nunca de una fecha y siempre hay pequeños detallitos que se dejan entre ellos. Ni demasiado románticos, ni demasiado bromistas, solo son ellos, y así son felices.


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⏰ Última actualización: Jul 09, 2015 ⏰

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