Parte 1

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En un pequeño pueblo, había un misterioso librero que apareció de la noche a la mañana. La tienda se llamaba "Entre paginas" y decía que vendía "historias olvidadas". La gente del pueblo estaba intrigada, pero nadie se atrevía a entrar.


Ya que el librero escondía un secreto siniestro, en uno de los libros que traía consigo era uno de maldiciones y hechicería, pero una intrépida jovencita se acercó a aquel viejo librero y tomo el libro de maldiciones, comenzó a leer y corriendo unas cuantas páginas, detrás de ella un portal de otra dimensión se abrió detrás suyo.


La intrépida joven, llamada Sofía, sintió una extraña atracción por el libro de maldiciones. A medida que leía las palabras antiguas, el aire comenzó a distorsionarse y el portal se abrió con un estruendo. Detrás de ella, el librero sonreía con una sonrisa maliciosa sabiendo que el libro había encontrado a su próximo dueño.


Sofía, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad, se acercó al portal y vio una figura oscura al otro lado, llamándola con un susurro hipnótico. De repente, una mano salió del portal y la agarró del brazo, tirando de ella hacia el otro lado. La joven, vio aquel extraño hombre alto con una parca negra y lo que parecía ser una hoz sostenida por su mano derecha. Su nuevo y misterioso amigo susurro unas palabras y Sofía por primera vez oyó su voz ronca y sumamente grave diciéndole.


- ¿Qué has hecho niña? Haz abierto un portal al inframundo.


-Su alteza. -dijo Sofía haciendo una reverencia. -me llamo Sofía y vengo del mundo de los vivos, más he entrado sin intención de hacerlo, pero quien está detrás de tal gran atuendo.


-Me llamo Caronte y soy el barquero que lleva las almas al inframundo, a través del rio Estigia.


Caronte, el barquero del inframundo miro a Sofía con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Nadie había cruzado el portal sin intención de hacerlo antes, y menos una joven viva.


-Interesante. -dijo Caronte con su voz ronca y grave. -tienes valor, Sofía. Pero debes saber que ahora que has abierto el portal debes pagar el precio. Debes cruzar el rio Estigia conmigo y enfrentar lo que te espera al otro lado.


Sofía sintió un escalofrío, pero también una sensación de aventura.


-Estoy lista. -dijo mirando a Caronte con determinación. -pero antes dime, ¿Qué hay al otro lado del rio? ¿Qué me espera en el inframundo?


Caronte sonrió mostrando sus dientes afilados.


-Ah, Sofía, al otro lado del rio te espera el juicio de las almas. Y tú, siendo un alma viva, serás juzgada por el dios del inframundo. Pero no te preocupes, yo estaré contigo en cada paso del camino.


Sofía trago saliva nerviosa y ansiosa a la vez, y pensó por un instante.


-su magnificencia, quería preguntaros ¿Quién me juzgara al final del camino?


-Hades, el Dios del Inframundo, hermano del todopoderoso Zeus. -gritó Caronte y rayos destellaron en el cielo oscuro. -sostente pequeña.


-Pero su alteza, ¿acaso moriré?


-Eso lo decidirá el Señor del Inframundo. -lanzó una risa maquiavélica.


Mientras el barco se deslizaba por las aguas oscuras del rio Estigia, Sofía sentía una mezcla de miedo y fascinación. La idea de enfrentar a Hades, el dios del inframundo, era aterradora, pero también intrigante.


De repente, el barco se detuvo en medio del rio y Caronte se volvió hacia Sofía con una mirada seria.


-Escucha pequeña. -dijo. -Hades no es un dios misericordioso precisamente. Debes tener cuidado con lo que dices y hace en su presencia. Pero también debes saber que hay algo que puede influir en su decisión. -Caronte se acercó a Sofía y le susurro algo al oído. -"La canción de Orfeo", si puedes cantarla con todo tu corazón y alma, Hades podría apiadarse de ti. Pero debes recordar cada palabra, cada nota, o el efecto será contrario.

La Mirada de PersefoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora