Capitulo 18

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La lluvia no había parado en todo el día y como lo había predicho Seungmin, no tuvieron actividades a lo largo del día. El silencio mañana a Chan de aburrimiento, no podía quedarse quieto y sus manos estaban inquietas. Observó como el rubio seguía con un libro en sus manos, preguntándose si alguna vez se cansaría de leer ese aburrido libro una y otra vez.

Seungmin estaba concentrado en su lectura y no le tomaba importancia a lo hiperactivo que estaba Bang. Ya luego se cansaría y se dormiría, o lo que sea que estaba planeando hacer.

La tensión era tan grande entre ambos, que no podían si quiera mirarse por más de dos minutos sin apartar la vista. Parecía que todo ese coraje que ambos guardaban, en esos momentos no existiesen.

Seungmin estaba decidido en no dejar que nadie más lo lastimase, Chan ya había sido lo suficientemente malvado con él, como para que acepte ser solo un juego más. A veces odiaba ser tan inteligente y saber de las intenciones del pelinegro, a veces deseaba dejarse llevar, disfrutar un poco para luego volver a estrellarse. Pero no, era tan consciente de todo y tan estúpidamente listo. Conocía a los chicos iguales a Bang como la palma de su mano, todos eran iguales.

—Ya me harté, voy a ir al bosque a caminar. — sentenció Chan, levantándose de su cama.

Seungmin sólo lo miró con una ceja alzada sin prestarle atención verdadera. El más alto era ridículo, ¿a dónde iría si estaba lloviendo a cántaros?

—Buena suerte, genio. — contestó sarcástico.

Chan no le tomó importancia, su puso un abrigo y sus zapatillas, cogió una linterna de su maleta y antes de salir le dirigió unas palabras al enano.

—Si no vuelvo, diles a todos que me comió un oso.

El rubio se carcajeó sin contenerse, puesto que en el bosque obviamente no habían osos. La sonrisa se le fue de los labios al ver cómo Chan se iba sin más.

¿Es que acaso ese chico estaba loco?

Se quedó intranquilo por una hora, el pelinegro aún no volvía y él no sabía qué demonios hacer. Se supone que él debía evitar que el otro haga esto justamente, salir de la cabaña por ahí a exponerse al peligro. Aún más si era de noche y estaba lloviendo.

Su mente se volvió un caos, estaba batallándose entre sí debía ir a avisar a algún profesor o directamente ir a buscarlo. Estaba seguro de que si hacía lo primero, el pelinegro lo odiaría aún más por meterlo en problemas, pero si hacia lo segundo, se arriesgaba de que le pasase algo a él mismo.

Pero a veces en la vida hay que arriesgarse, ¿no?

Se cambió las prendas por unas más abrigadas, cogió también la linterna que se había traído, dispuesto de ir en busca de Chan. Salió con miedo al exterior, pisando con cuidado debido al lodo extremo. Todo estaba tan oscuro y en poco segundos él ya se encontraba mojado de pies a cabeza. Quiso retractarse y volver a la cabaña, dónde estaba más seguro que nunca. Pero no, por primera vez iba a arriesgarse y no echarse para atrás. Por eso mismo encendió la linterna y partió para el bosque, seguro de lo que hacia, aún con el miedo carcomiéndole.

¿Dónde se supone que lo debía buscar?

Seungmin ya se había adentrado al bosque y podía jurar que éste no se veía tan tenebroso de día. Aceleró el paso, cayéndose varias veces gracias a lo resbaladizo de la tierra mojada. Recorrió lo que los profesores le habían mostrado del lugar, adentrándose un poco más.

Luego de media hora, ya se iba a dar por vencido y volver, cuando a lo lejos ve como Chan estaba sentado bajo un árbol que le cubría de la lluvia, fumándose un cigarrillo muy tranquilo. Parecía muy metido en sus pensamientos, puesto que ni siquiera le había visto acercarse.

Chan estaba realmente perdido en sus recuerdos, definitivamente al alzar la vista no se esperaba ver la imagen de Seungmin frente a él. Estaba mojado, con todo el cabello sobre la cara y parecía un pequeño cachorrito perdido.

—¡Tú, grandísimo idiota!— le gritó Seungmin, enojado.

No le quedó de otra que tirar el cigarrillo y salir de su pequeño escondite. Se aprovecharía de lo furioso que estaba el menor.

—¿Qué haces aquí?— preguntó alzando la voz, debido a que por la lluvia sus voces se escuchaban como susurros.

—¿No es obvio? Vine a buscarte, te meterás en problemas y yo también.

Por alguna razón a Chan le gustó mucho eso, quizá estaba interpretando mal esas palabras.

—Nadie se dará cuenta, no seas tonto Kim.

Seungmin rodó los ojos y sólo negó con la cabeza.

—Como sea, vámonos.

Se giró y aceleró los pasos, pero estaba demasiado equivocado si creía que Chan iba a desaprovechar una situación como esa. Éste le tomó de la mano y cuando menos se lo esperó, el más alto lo había alzado a sus hombros como una bolsa de papas.

—¡¿Qué crees que haces?! ¡Bájame ahora, Bang Chan!

—Shh, no te muevas tanto, bichito.

—¡Voy a matarte, imbécil!

Chan rompió en risas y sujetó con más fuerza al rubio por los muslos, emprendiendo su camino, lejos de la cabaña. La lluvia le estaba jodiendo el paso y la visión, por lo que aceleró a buscar un lugar donde pudiesen quedarse.

—Eres un idiota, te odio Chan. — le soltó Seungmin.

—No serás ni el primero ni el último cariño. — contestó el otro con burla.

En definitiva haberlo ido a buscar, había sido una pésima idea.

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Paciencia || Chanmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora