[Estoy sacando el 120% de mi creatividad en esta historia]
[Time skip 2 año...]
"Primer trabajo como hechicero.."
Megumi ya tiene nueve años, en ese tiempo logro mejorar su control de energía maldita mucho gracias a las películas y series que Gojo le traía de vez en cuando, también había empezado a trabajar mas su físico para poder defenderse sin la necesidad de sus Shikigamis.
en cuanto al arma que le pidió a Gojo pues... digamos que estuvieron hablándolo un tiempo y le dijo que se la daría cuando fuera de grado especial, lo cual frustro a Megumi, pero por suerte le dio otra arma de menor potencia.
Si se preguntan por sus Shikigamis no domo a ninguno nuevo, mas que nada porque quería estar un poco mas preparado para enfrentarse el mismo a uno sin ayuda, ahora que tenía un arma maldita y algo mas de experiencia podía intentar domar a el ciervo y a los otros 2 luego..
"Le dije a Tsumiki que vendría mas tarde hoy, espero que no me tome mucho tiempo esto.." -pensaría mientras estaba devuelta en el bosque, pero no estaba solo por desgracia...-
"Así que aquí practicas Megumi? -viendo el bosque con una sonrisa- "supongo que es algo decente.." -cambiando su tono a uno mas serio- "recuerda que estaré viendo tu desempeño hoy, si logras domar a un Shikigami por ti mismo veré si puedo hacer que te den el vieja arma de tu padre"
Megumi solo asentiría con la cabeza, para luego formar la sombra de un ciervo y imbuir sus manos con energía maldita y sacar a el Shikigami salvaje.
"Ciervo Traquil"
Detrás de Megumi salió el ciervo Traquil, era un momento tenso para Megumi, podía sentir ya la respiración de el gran Shikigami detrás suya..
"Deja de pensar y actúa!" -diría Gojo mientras tomaba una soda sentado- "Bagh, es sin azúcar..." -tirando la lata asqueado-
Apenas Satoru hablo el ciervo se lanzo directo hacía Megumi, el cual dio un salto hacía la derecha para esquivar el ataque directo, agarrando su arma y preparándose para empezar la pelea.
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I am megumi
ActionVivir bajo el cuidado de un idiota de pelo blanco es un dolor de pelotas tremendo, sin contar el hecho que en un mundo tan loco es difícil mantener mi cordura...