Capítulo 16

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🐇

Jeno vio a los hombres lobo primero, se había encontrado con Lucas y Kun en Minnesota. Aparecieron a la reunión una hora antes de tiempo, trazando un camino similar al que había recorrido con Jaemin mientras exploraban el territorio. Cuando terminaron, se encontraron con un rubio rubicundo que llevaba una fea chaqueta tipo cartero. Changmin.

Definitivamente eran tres.

Pendejos.

Desafortunadamente, fueron más inteligentes de lo que parecían. Los lobos se movieron detrás de algunos árboles y tomaron posiciones de guardia entre el claro donde había puesto a Jaemin y el estacionamiento donde se había acomodado con su rifle. Con el viento soplando no había garantía de que golpease a un lobo con su primer disparo.

Dos disparos para el primer lobo. Otros dos para golpear a su amigo. Sería rápido, pero no lo suficientemente rápido. Para cuando hubiese despachado a los caninos, Changmin podía tener a Jaemin encadenado.

Ese no era un resultado aceptable, por lo que Jeno desarmó su rifle en movimientos rápidos y metió los pedazos en la bolsa de deporte a sus pies. Si daba vueltas por el invernadero, podría evitar a los lobos y acercarse a Changmin y a Jaemin desde el otro lado. No era su preferencia, había descartado esa posición al principio porque significaba ir hacia el estacionamiento y a la calle concurrida, pero las cosas habían cambiado.

Sus pies golpearon contra los caminos de cemento mientras corría alrededor del conservatorio. El lugar de repente le parecía enorme. Tomó más tiempo de lo que había pensado. Para cuando llegó al otro lado, Changmin estaba hablando con Jaemin.

Su compañero no se había movido ni una pulgada. El orgullo llenó el pecho de Jeno mientras caía de rodillas para volver a armar el rifle. Sus manos hicieron los movimientos automáticamente, pero su mirada no dejó a los dos hombres en el charco de luz.

Jaemin debía haberle dicho algo porque Changmin lo agarró del brazo. Los lobos aullaron en la distancia. Maldita sea. La sangre inundó la boca de Jeno. Se mordió la lengua, o tal vez su labio, no podía decirlo y no le importó. El rifle finalmente estaba listo. Él se puso en posición y...

Jaemin cambió. Había visto a Renjun pasar por el proceso docenas de veces mientras crecía. Era doloroso e inquietante, pero nunca rápido. Ver a Jaemin cambiar hizo que Jeno creyera en la magia.

Changmin lo siguió un momento después, un conejo de piel de ante casi invisible contra la hierba muerta, y Jeno se arrojó sobre sus pies para seguirlos.

Hacia los lobos.

Corrían hacia los lobos, y no había nada que Jeno pudiera hacer al respecto. Su corazón latía rápido. Los músculos se tensaron en sus piernas. El rifle lo estaba frenando, pero se negó a abandonar su arma.

Jaemin trepó al campo. Tenía que ver a los hombres lobo ahora, lo estaban atacando directamente, pero no disminuyó la velocidad ni por un instante. De hecho, sus patas traseras se juntaron y él se arrojó al diente más cercano.

Jeno se detuvo en seco. Parpadeó dos veces, aclarando sus ojos. Eso era lo más cerca que iba a llegar. Levantó el rifle, rezando a cualquier deidad que pasara que sus manos no temblaran demasiado.

Él no podía fallar

No con la vida de Jaemin en línea y los faros que brillaban en su dirección fuera de la carretera. Toda esa gente. Era demasiado riesgo. No podía hacerlo, pero tampoco podía dejar que Jaemin desperdiciara su vida.

No cuando finalmente se había enamorado. El gatillo se soltó y...

Crack. El sonido del disparo congeló a los hombres lobo en su lugar.

Háblame - NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora