Destinos cruzados

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En el mundo donde los alfa, beta y omega coexistían, el destino de dos personas estaba a punto de entrelazarse de una manera inesperada. Satoru Gojo, un alfa de extraordinarias habilidades y arrogancia inigualable, caminaba por los pasillos de la academia de hechicería, su aura inconfundible dominando el ambiente. Su cabello blanco y sus ojos cubiertos por un vendaje oscuro lo hacían destacar entre la multitud, pero lo que realmente lo diferenciaba era su abrumador poder.

Por otro lado, Suguru Geto, un omega con un carisma natural y una presencia tranquila, estaba acostumbrado a atraer miradas, pero no por las mismas razones que Gojo. Su habilidad para comunicarse con los espíritus malditos y su profundo sentido de justicia lo hacían respetado y admirado por muchos, aunque su naturaleza omega lo colocaba en una posición vulnerable en la jerarquía social.

La rivalidad y la amistad entre Gojo y Geto eran conocidas por todos en la academia. Habían pasado juntos por innumerables batallas y desafíos, y aunque sus personalidades chocaban, la química entre ellos era innegable.

Una tarde, después de una misión particularmente difícil, Geto se encontraba solo en una sala de entrenamiento, tratando de calmar sus nervios. La presencia de Gojo se hizo evidente cuando este entró en la sala, sus pasos resonando en el silencio. Geto levantó la vista, encontrándose con la figura imponente del alfa.

—¿Estás bien? —preguntó Gojo, con una voz que mezclaba preocupación y arrogancia.

—Estoy bien, solo necesitaba un momento para respirar —respondió Geto, evitando el contacto visual.

Gojo se acercó, su presencia dominante llenando la sala. Había algo en la forma en que Geto lo evitaba que lo inquietaba. Desde hacía un tiempo, había notado cambios en el comportamiento de Geto. Era más reservado, más distante.

—Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? —dijo Gojo, su tono suavizándose.

Geto suspiró, finalmente levantando la mirada para encontrarse con los ojos de Gojo, que ahora estaban descubiertos. Había una intensidad en esos ojos azules que siempre lo había desconcertado.

—Lo sé, Gojo. Solo que... hay cosas que son difíciles de compartir, incluso contigo.

El alfa frunció el ceño, sus instintos diciéndole que había algo más profundo en las palabras de Geto. Se acercó más, invadiendo el espacio personal del omega.

—No me gusta cuando guardas secretos —murmuró, su aliento cálido contra la piel de Geto.

El corazón de Geto latía con fuerza. La proximidad de Gojo era abrumadora, y había algo en su tono que lo hacía sentir expuesto. Antes de que pudiera responder, una ola de feromonas llenó la sala. Era un aroma embriagador, una mezcla de menta y algo más dulce, inconfundiblemente alfa.

Geto retrocedió un paso, su cuerpo reaccionando instintivamente a la presencia dominante de Gojo. Pero en lugar de sentirse intimidado, una parte de él se sentía extrañamente atraída.

—Gojo, no... —intentó decir, pero sus palabras fueron cortadas por la mano firme del alfa que lo sostuvo por el brazo.

—No voy a dejar que te alejes esta vez, Geto. Si hay algo que te preocupa, lo resolveremos juntos.

La intensidad en los ojos de Gojo era casi palpable, y Geto sintió que sus defensas comenzaban a desmoronarse. Había mantenido sus sentimientos ocultos durante demasiado tiempo, temeroso de las consecuencias. Pero en ese momento, con Gojo tan cerca, se dio cuenta de que no podía seguir negando lo que sentía.

—Gojo, yo... —empezó, su voz temblando.

Antes de que pudiera continuar, Gojo lo atrajo hacia sí, sus labios encontrando los de Geto en un beso ardiente y desesperado. Fue un momento de pura conexión, donde todas las barreras se desmoronaron. El omega se entregó al beso, respondiendo con la misma intensidad, sus manos aferrándose a la camisa de Gojo.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento. Gojo apoyó su frente contra la de Geto, sus ojos azules llenos de una mezcla de deseo y determinación.

—No voy a dejar que te vayas, Geto. Eres mío, y haré lo que sea necesario para protegerte.

Geto cerró los ojos, dejando que las palabras de Gojo lo envolvieran. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero en ese momento, con Gojo a su lado, sintió que podría enfrentar cualquier desafío.

Nada nos podra separar(gojo x geto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora