Hay diferentes formas para ganarse la vida, muchos terminan su carrera en la universidad y consiguen un buen trabajo, siempre y cuando no se hayan equivocado de carrera. Algunos solo terminan el bachillerato y van a conseguir trabajo para ayudar en la casa, o ayudan en el negocio de su familia. Bueno, mi vida no ha sido tan buena como digamos, el trabajo más sencillo que pude encontrar es de ser conserje escolar. No me queda de otra. Mi nombre es Marcelo, y lo único que quiero es vivir tranquilo y nunca causarle problemas a nadie, me dedicare solamente a mi trabajo.
Toda escuela tiene diferentes alumnos, cada quien con su propio estilo como: Las reinas, los artistas, los cantantes, los chismosos, los estudiosos, los burlones, etc. En fin, cada quien es tal y como es, y eso hay que respetarlo. Lo difícil de mi trabajo como conserje es despegar chicles de la mesas y sillas, barrer la suciedad del piso y decirles a los alumnos (por octava vez) que no entren a los salones en horas de recreo. Aunque algunos estudiantes colaboran con la limpieza de sus salones, hay otros que simplemente no lo hacen.
Lo bueno de esto, es que tengo buena compañía de buenas personas, especialmente de una joven artista. El nombre de la chica es Sonia, es una joven muy amable con todos, le gusta mucho dibujar, escuchar música y es colaboradora. Cualquier idea que tiene, me lo comenta para saber que me parece, la verdad, es adorable.
Lo que estoy a punto de contar pueda ser impactante para mucho, porque para mí fue una auténtica pesadilla hecha realidad. Una que nunca voy a olvidar por completo. Todo comenzó en una mañana tranquila, otro día de trabajo como cualquier otro. Trapeaba los pisos, mientras escuchaba un poco de música, en eso Sonia vino a saludarme como de costumbre.
Sonia: Buenos días señor Marcelo -dijo tranquilamente-
Marcelo: Buenos días, señorita Sonia, ¿acaso está en su tiempo libre? -pregunte por curiosidad-
Sonia: Si señor, ¿quiere que le ayude en algo? No tengo nada más que hacer y no tengo ideas el día de hoy -dijo en un tono triste-
Marcelo: Claro que sí, acompáñame a aplastar botellas plásticas.
Sonia: Con mucho gusto señor -dijo muy animada-
Luego de recoger varias botellas plásticas, fuimos a la parte trasera de la escuela para aplastarlas. Sonia era parte del servicio social de la escuela, y le gusta mucho aplastar botellas. Ya que desde pequeña (por lo que me ha contado) le gustaba aplastar latas y botellas junto a su padre.
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Verdadera Justicia
FanfictionSINOPSIS Algo muy horrible está pasando en la escuela, una estudiante apareció muerta en un casillero y todos los estudiantes tienen miedo de ser los siguientes. Pero yo no permitiré que eso les pase. Y no lo hare solo, junto a un grupo de jóvenes m...