━ 𝗧𝗵𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗺𝗶𝘀𝗲 ━
Estaba viviendo una vida tranquila, un poco solitaria pero era una vida tranquila después de todo, pero eso cambiaría con una llamada que recibiría...
Sophia Miller. famosa pintora estaba en su estudio cuando recibió una l...
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New York. 2016
Acababa de terminar la exposición y Sophia se encontraba pintando un cuadro cuando oyó que llamaron a la puerta de su despacho.
—¡pasa! — habló sin despegar su mirada del la pintura
—¡la venta de hoy fue un éxito! — su asistente personal entró a su despacho con una sonrisa
—¡si! me alegra mucho que les haya gustado las obras — la volteó a ver y sonrió
—bueno, entonces mandaré a empaquetar las obras para enviarlas a los clientes que pidieron por correspondencia — habló mientras anotaba los nombres de las obras en su libreta
—si, muchas gracias Tiana — le agradeció con una amable sonrisa
Su asistente asintió con una ligera sonrisa y se retiró.
Las castaña miró el cuadro que estaba pintando y suspiró.
—ni si quiera se a quien carajos estoy pintando — dijo frustrada.
En el cuadro estaba pintado un chico de cabello castaño, con una camiseta amarilla y unos short rojos. El chico se encontraba de espaldas mirando el cielo en el que había un lindo atardecer.
Su teléfono sonó.
La mujer se apresuró en limpiarse sus manos que estaban llenas de pintura.
—hola, ¿con quién hablo? — inclinó un poco su cabeza hacia el costado y puso el teléfono entre su hombro y oreja para también poder prestarle atención a su pintura.
—¿habló con Sophia Miller? — se oyó la voz de un hombre al otro lado de la línea
—¡soy yo! Mike Hanlon, de Derry — exclamó con una voz efusiva
En cuanto oyó eso casi se le cae el teléfono de la impresión.
—¡carajo! ¡Mike! ¡Hola! — exclamó cuando logro que no se le cayera el teléfono — cuánto tiempo, ¿cómo estás?
—Sophia, ¿recuerdas lo que prometimos? — preguntó el hombre.
Inconscientemente la castaña bajo su mirada a la palma de su mano. Ahí había una cicatriz, una cicatriz que nunca antes se había preguntado por que la tenía.
Empezó a sentir como sus latidos se iban acelerando.
—eh.. yo.. lo siento..Mike pero no... — tartamudo la mujer mientras seguía mirando la cicatriz en su mano
—¿no recuerdas mucho? — la interrumpió
—si.. — lo dijo casi en un susurro
—¿nunca te has preguntado por qué no tienes recuerdos de tu niñez como las demás personas? — preguntó