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Capítulo ~2

Kit y yo estamos en el claro del bosque, paralizados por el miedo.

Los crípticos se acercan a nosotros. Se acabó, vamos a morir en este bosque.

—Humanos —dice el hombre búho—. ¿Por qué habéis invadido nuestras tierras? ¿Y qué estabais haciendo con esta cámara?

—Eh, solo estábamos... haciendo el tonto —respondo.

—Mmm... ¿haciendo el tonto? —el tritón suena arrogante y frío.

—No me lo trago —dijo, arqueando una ceja.

Mira al hombre búho.

—Erebus, creo que estos chicos estaban buscándonos.

—¡No lo hacíamos, lo juro! —dijo Kit—. Solo estábamos tratando de rodar una película.

—Prometo que no tenemos malas intenciones —le dije—. Por favor, déjanos vivir.

—Humana idiota —dijo el tritón mientras reía—. No pereceréis en este bosque esta noche.

Se acerca lentamente a mí y extiende la mano para tocarme la cara. Me quedo allí, congelada, mientras el tritón me inclina la barbilla hacia arriba para mirarme a los ojos.

—Tus ojos... no mienten.

Sus manos escamadas son sorprendentemente suaves.

—Nunca he visto unos ojos así...

Debería apartarme de él. Sin embargo, tiene algo que me intriga.

Miro fijamente a los ojos del tritón. Son tan profundos y misteriosos como el océano.

—Tampoco he visto a nadie como tú —le digo, aún con miedo—. ¿Cuál es tu historia?

El tritón se burla.

—¿Eres muy valiente, verdad?

—Eso me dicen.

—Para ser una humana... —duda por un momento—. No estás mal.

Me quita la mano de la cara.

—Pero dejemos de perder el tiempo —dice el tritón con un tono arrogante—. Dice la verdad.

—Ya lo sé, Gil —dice el hombre búho—. Ninguno de los dos tiene malicia alguna.

—Espera, ¿puedes leernos la mente? —pregunto, más sorprendida de lo que ya estaba.

—Así es.

—Madre mía —dice Kit—. No he accedido a que una criatura búho indague en mi mente.

Las alas de este se erizan con fastidio.

—Me llamo Erebus. Dirígete a mí como tal, chico humano.

—Pues que sepas que me llamo Kit —dice con un tono irritado—. No quiero discutir, pero técnicamente soy más bien un hombre humano.

—Qué atrevido —dice Erebus.

El tritón sigue mirándome con fascinación.

—¿Y tú quién eres? —pregunta—. No pareces una habitante del pueblo.

—Soy Katalina —trago saliva—. Soy de fuera.

—Eso es evidente —dice el tritón con lógica—. Yo soy el príncipe Gil, del Reino de Acuática.

—¿El Reino de Acuática? —pregunta Kit, bastante confundido—. ¿Así que hay todo un reino de gente acuática?

—Claro que sí.