Lo nuestro avanzaba y tu actitud cambiaba; ya no eras el mismo, ya no me visitabas como solías hacerlo siempre, tus abrazos ya no se sentían igual de seguros que antes, tus besos eran fríos cual invierno sin compasión, tus palabras eran vacías y dolorosas; eran las mismas que decías siempre, así que el dolor que me causaban era inexplicable.
No entiendo por qué cambiaste de opinión tan rápido si prometiste no ser igual que todos; prometiste quedarte para amarme y que no permitirías que nadie me volviera a lastimar.
Me hiciste confiar en ti, me hiciste amarte, me hiciste cambiar para acomodarme a ti, para sentir que encajaba contigo.
Claro, no permitiste que nadie más me lastimara porque te encargarías tú mismo de hacerlo. Tú mismo destrozarías mi corazón sin compasión alguna, sin importarte que tan agrietado se encontrara mi corazón.
Lo tomaste en tus manos y simplemente lo destrozaste.
