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Habían pasado dos semanas desde aquel mágico encuentro, dos semanas en las que no había vuelto a ver al niño con pecas. Hyunjin empezaba a pensar que tal vez era un ángel, pues nunca había visto a alguien con esas características tan especiales. La idea no parecía tan descabellada, dado que las manchas del niño eran únicas y memorables.

Durante esas dos semanas, Hyunjin se había deleitado con cinco helados adornados con chispas de chocolate, cada uno de ellos evocando la imagen del niño con las pecas que se parecían a esas pequeñas chispas. Este recuerdo era su único vínculo con aquel niño y su rostro no salía de su mente.

Ahora, mientras se agachaba para observar un pequeño animalito posado sobre una flor, su atención fue capturada de inmediato. El animalito, con su piel roja salpicada de puntos negros, parecía ser una pequeña manifestación de los recuerdos que Hyunjin guardaba tan cerca de su corazón. No sabía cuánto había pasado pero ahora alguien se encontraba justo en frente suyo viendo fijamente al animal.

Su corazón dio un salto, como si se hubiera detenido por un momento. Se llevó una mano al pecho para asegurarse de que aún latía con fuerza. No estaba seguro de qué hacer a continuación; lo había buscado durante varios días sin saber exactamente qué esperaba encontrar.

El niño frente a él observaba al animal con la misma fascinación. Sus ojos, antes fijos en la pequeña criatura, ahora se habían elevado hasta encontrarse con el rostro del otro niño. ¿Qué debía hacer a continuación?

— Nunca había visto un animal como este, es tan pequeño — dijo el niño, otra vez su voz revolvió algo en su interior, más específicamente en su estómago. Mientras sus miradas se cruzaban, las ganas de escapar se volvían cada vez más intensas en sus pensamientos.

— Gracias — el otro niño lo miró con un rostro confundido — Por lo de otro día. Me ayudó mucho.

El niño sonrió, mostrando sus dientes blancos y un pequeño hueco donde le faltaba un diente. La sonrisa fue un bálsamo para el nerviosismo que sentía.

— Te lo dije, realmente funciona — dijo mientras se levantaba, limpiando con un gesto innecesario las hipotéticas manchas de su ropa antes de girarse para marcharse.

— Espera — el niño se detuvo en seco. La valentía de Hyunjin al pedirle que esperara parecía hacer que su nerviosismo se intensificara. — Soy Hyunjin — añadió, estirando su mano en un gesto de saludo, esperando que el otro niño la tomara.

El otro niño miró la mano de Hyunjin por un momento, aumentando su nerviosismo. Sintió su corazón acelerarse y su cuerpo empezar a sudar debido a la expectativa palpable.

— Felix — dijo finalmente el niño, tomando su mano. Al tocarla, Hyunjin sintió un cálido deshielo en su interior, como si el suave tacto de Felix le brindara una calidez reconfortante. En ese momento, desearía poder mantener sus manos unidas todo el día.

Terminado ese encuentro, Felix se dio la vuelta y se fue por donde había venido. Hyunjin quedó con la mano extendida, observando el camino que Felix tomaba para regresar con su madre y salir del parque. Pensó que ya había sido suficiente por hoy y decidió volver también con su madre.

Aunque no se sentía completamente satisfecho, había logrado decir más de dos palabras en presencia de aquel niño, lo cual era un gran avance para él. Con una sonrisa radiante, corrió hacia su madre para ir a casa.

— Mami — llamó Hyunjin, mientras su madre lo tomaba del brazo y se dirigían hacia el hogar.

— ¿Qué pasa, mi vida? — respondió su madre con ternura. Hyunjin no estaba muy seguro de si contarle a su madre lo que estaba ocurriendo, pero las sensaciones que había experimentado le preocupaban; temía que pudiera ser una enfermedad.

Freckles _ HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora