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«Si tuviéramos un día en la tierra 
¿Con quién lo pasarías?
Si pudieras escoger a quién besar
¿Quién sería?
Si pudiera elegir
Pasaría cada minuto contigo»

—Spend it with you, Kodaline.

Miraba una y otra vez las opciones, y nada le agradaba. Sabía que tenía que escoger lo más pronto posible, porque a pesar de que sus padres la apoyaban en todo, ella era su propia presión. Sin embargo, decidió dejar eso a un lado. Bufó frustrada, y se mensajeó con su mejor amiga, con la cual iba a ir la cafetería, puesto que hace un monton no se veían. Se vistió lo más simple posible; unos jeans, una polera blanca, sus zapatillas y llevó consigo una chaqueta de mezclilla, ya que en las tardes siempre corría la típica brisa primaveral. Se echó rimel y un brillo labial. Se miró al espejo y bajó camino a la salida de su casa, pero se detuvo a mitad de la escalera, se le olvidaba su celular. Una vez lista, salió en busca de su encuentro con su amiga. 

Al llegar a la cafetería su amiga ya esperaba por ella, y cuando se vieron se fundieron en un fuerte y lindo abrazo, luego se sentaron y pidieron su orden.

—¿Ya decidiste qué estudiar? —preguntó su amiga.

Ella suspiró, la verdad es que no quería hablar del tema, pero también tenía la necesidad de contárselo a alguien, y que mejor que con la persona que tenía frente suyo.

—Estoy en eso —dijo—. Pero estoy tratando de tomarlo con calma, si no es, pronto lo será —Le sonrió a su amiga.

Y era verdad, sabía que estudiar algo estaba en sus planes, mas no sabía qué. 

—Eres fuerte y valiente, por supuesto que entrarás incluso a una buena universidad, tu puedes —Su amiga, River, tomó su mano por encima de la mesa, y le sonrió apoyandola. Y Olive no se pudo sentir más que bendecida de tener una amiga tan buena como lo era la pelirroja que estaba frente a ella. 

Mientras tanto, él tomaba su taza de café bien cargado y caliente. Él se identificaba como alguien sencillo y con clase, pero que a veces podía ser divertido y un tanto nerd. Y por supuesto, la guinda del pastel, era que tenía una muy buena situación económica, sin embargo, no era algo de lo que él solía alardear. 

Los Baxter eran reconocidos en varios lugares, pero vivían hace un tiempo en ese pequeño pueblo, en donde su apellido aún ni los más pequeños animales habían oído de él. Aunque a Hayden eso no le importaba, era solo un “chiquillo” que vivía su día a día. Sin embargo, una tarde fresca de primavera, algo cambiaría dentro de él e iba desear que sus días fueran eternos. 

Al siguiente día, por la tarde, Olive se dispuso ir a la florería, su abuela estaba de cumpleaños al día siguiente, y le pareció buena idea llevarle un ramo de flores como presente. 

Él, por otro lado, fue en busca de un ramo de flores para su mamá, la extrañaba y quería dejarle un lindo presente en la nueva casa que habitaba hace ya dos años. 

Olive llegó, y empezó a pensar que tipo de flores le podría llevar a su abuela, aunque sabía que ella estaría encantada con lo que sea que su nieta le regalase. Sin embargo, vió unos lindos tulipanes que le llamaron la atención. Sonrió. Su abuela estaría muy feliz.

—Quiero los tulipanes —dijo, o más bien, dijeron. 

Olive miró a su izquierda para saber quién era la otra persona que también quería sus tulipanes. Era un chico muy muy bello a su parecer, y mientras él también la miraba, no dudo en darle una miradita. Iba vestido con un pantalon elegante, de vestir –no sabía como describirlo– una camisa blanca dentro de este, tenía los primero tres botenes desabrochados y las mangas arrugadas hasta su codo, y por supuesto, unos zapatos negros, como elegantes. Ella frunció un poco su ceño, porque no sabía que hacía alguien vestido tan formal –a su parecer– comprando unas simples flores, simples porque por su pinta, pensó que tenía mucho dinero y que podrían hacerle llegar por delivery un ramo; y no estaba equivocada.

Estaba un tanto lejos de él, pero aún así pudo ver que era muy lindo, y que cualquier chica que lo viese se enamoraría. 

Hayden miró a su derecha para ver quién era la otra persona que también quería sus tulipanes. Era una chica muy hermosa, y mientras ella también lo miraba, no dudo en echarle una ojeada. Iba vestida con un vestido blanco que le quedaba perfecto, a su parecer, y encima de este una chaqueta de mezclilla celeste, tenía puesta unas zapatillas blancas e iba con el pelo suelto. Iba muy primaveral. Él frunció el ceño, porque no sabía que hacía alguien como ella comprando unas lindas flores, pensó que a ella deberían de mandarle por delivery un ramo.

Estaba a unos centímetros lejos de ella, pero aún así pudo ver que era muy linda, y que cualquier chico que la viese se enamoraría.

Ella le sonrió, y él se la devolvió. 

No obstante, él no se había dado cuenta en ese instante, pero había sonreído incluso antes de que ella lo hiciera, tal vez una parte de él ya había decidido que su corazón latería fuerte por ella. 

Y ella no se había dado cuenta en ese momento, no sabía lo que era, pero tal vez alguna parte de ella ya había decidido que lo iba a querer. 

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⏰ Última actualización: Jul 30 ⏰

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