Muerte En El paraíso

4 2 0
                                    

Capítulo 1: Un Sueño Hecho Realidad

El sol ascendía lentamente, tiñendo el horizonte con tonos dorados y anaranjados, mientras el yate de lujo se deslizaba sin esfuerzo sobre las aguas cristalinas del océano. Carla Page, una periodista ambiciosa y talentosa, se apoyaba en la barandilla del yate, observando con asombro la costa que se aproximaba. La Isla Esperanza, con su exuberante vegetación tropical y sus playas de arena blanca, se extendía ante ella como una promesa de misterio y aventura.

Desde el momento en que recibió la exclusiva invitación de Rubén Navarro, Carla había sentido una mezcla de emoción y expectación. Rubén, un multimillonario filántropo, era conocido por su naturaleza reservada y sus numerosos proyectos humanitarios. Sin embargo, nadie sabía realmente qué ocurría en su isla privada. La posibilidad de ser la primera periodista en visitarla y descubrir sus secretos era una oportunidad que Carla no podía dejar pasar.

El yate atracó con gracia en un muelle privado decorado con flores tropicales y estatuas de arte moderno. Carla fue recibida por Portia, la asistente personal de Rubén, una mujer de elegancia serena y profesionalismo impecable. Con una sonrisa cálida, Portia la saludó.

"¡Bienvenida a Isla Esperanza, señorita Page!", exclamó Portia mientras la conducía por un sendero serpenteante bordeado de helechos y orquídeas exóticas. "Rubén está muy entusiasmado con su visita. Esperamos que encuentre todo a su gusto".

Carla siguió a Portia, maravillada por el paisaje exuberante y cuidadosamente diseñado que la rodeaba. A medida que avanzaban, el canto de los pájaros tropicales y el murmullo de las hojas creaban una sinfonía natural que acentuaba la belleza del entorno. Tras un corto paseo, llegaron a la mansión principal de la isla, una estructura colonial majestuosa con columnas blancas y un tejado de tejas rojas.

En la entrada, fue recibida por Lukas, el jefe de seguridad de Rubén. Con una postura firme y una mirada aguda, Lukas irradiaba una autoridad tranquila. "Señorita Page, es un placer conocerla. Estoy aquí para asegurarme de que su estancia sea segura y placentera", dijo con voz grave pero amable.

Carla asintió, agradecida por la cálida recepción. Finalmente, fue conducida al estudio privado de Rubén Navarro, un espacio amplio y luminoso con paredes decoradas con obras de arte moderno y grandes ventanales que ofrecían vistas panorámicas del mar turquesa. Rubén, un hombre de porte imponente y carisma natural, la recibió con una sonrisa que irradiaba confianza.

"Carla, es un honor tenerte aquí", dijo Rubén con su voz profunda y resonante. "Espero que disfrutes de tu tiempo en Isla Esperanza y que encuentres inspiración para tu artículo".

Carla sonrió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. "Gracias, Rubén. Esta oportunidad significa mucho para mí. Estoy deseando descubrir todo lo que esta isla tiene para ofrecer".

Durante las siguientes horas, Rubén le mostró a Carla las maravillas de la isla. Caminando por senderos sombreados por palmeras y acompañados por el murmullo del mar, Rubén le contó la historia de la isla, desde su adquisición hasta su transformación en un refugio de lujo y sostenibilidad. Le habló de sus proyectos de conservación marina, sus iniciativas educativas para las comunidades locales y sus planes para el futuro.

A medida que Rubén hablaba, Carla tomaba notas diligentemente, capturando cada detalle de la visión y el compromiso de Rubén con la isla. Sin embargo, también percibía un aire de misterio que rodeaba a Rubén y su creación. Había algo más allá de la superficie perfecta, algo que despertaba su instinto periodístico.

Al caer la noche, Rubén invitó a Carla a una cena en la terraza de la mansión, con vistas al océano iluminado por la luz de la luna. La cena, preparada por el chef personal de Rubén, fue un festín de sabores exquisitos que reflejaban la riqueza de la región. Durante la comida, Carla tuvo la oportunidad de conocer a algunos de los residentes y empleados clave de la isla.

Conoció a Katherine, la médica de la isla, una mujer dedicada y compasiva que supervisaba la salud de todos en la comunidad. También conoció a Jax y Janet, una pareja de escritores que habían encontrado en la isla un lugar de inspiración y tranquilidad para sus obras. Freddie, un futbolista famoso, se mostró encantador y carismático, aunque Carla no pudo evitar notar un aire de arrogancia en su actitud.

La Señora Bird, la empleada doméstica de Rubén, era una mujer mayor con un aire de misterio. Sus ojos parecían saber más de lo que decían sus palabras. Sam, el almirante, era un hombre de pocas palabras pero con una presencia imponente. Margot, la presidenta de la moda , irradiaba elegancia a parte iguales. Joaquín, el jardinero, era un hombre sencillo pero con una profunda conexión con la tierra y las plantas de la isla.

Mientras la noche avanzaba, Carla no podía evitar sentirse atraída por las historias y los secretos que cada uno de estos personajes parecía ocultar. Había algo intrigante en la manera en que interactuaban, en las miradas furtivas y las conversaciones a media voz.

Después de la cena, Rubén y Carla pasearon por la playa, iluminada por la luz de las antorchas. Rubén compartió sus sueños y esperanzas para el futuro de la isla, pero Carla no podía dejar de pensar en los misterios que aún no se habían revelado. Había algo más en juego, algo oscuro que latía bajo la superficie idílica de Isla Esperanza.

Mientras contemplaban las estrellas, Carla sintió una mezcla de emoción y aprehensión. Sabía que su estancia en la isla sería reveladora, pero también intuía que podría enfrentarse a peligros desconocidos. La Isla Esperanza era un paraíso, sí, pero también era un lugar lleno de secretos, y Carla estaba decidida a desenterrarlos, sin importar el costo.

Fin del capítulo 1

muerte en el paraíso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora