Esa era la palabra que se reproducía repetitivamente en la mente de Uk, se preguntaba porque había permitido que el español volviera a acercarse a él.
Siempre acababa mal por su culpa, y no iba a dejar que volviera a pasar. Nunca más.
Hace unas horas que había salido del hospital, ese día que despertó pidió que el español saliera de ahí, este respetó su petición y salió de la habitación. Ya de eso unos días.
Actualmente se encontraba en los baños del edificio de la O.N.U, le había sido un poco incómodo entrar al edificio pues recibió varias miradas de otros países. Y incómodo por eso decidió meterse a los baños esperar a que la reunión comenzará.
Se lavó el rostro para poder despejar un poco su mente y salió afuera para no llegar tarde a la reunión.
Dios que incómodo se sintió al entrar, está vez todas las miradas se pusieron en él. Pero el era el gran Reino Unido, y no iba a dejar que lo vieran vulnerable.
Caminó hasta su sitio al lado de Irlanda, e ignorando todas las miradas, empezó a hablar con éste.
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La reunión terminó.
Él pensaba irse a su casa para empezar todo el papeleo acumulado por sus días en el hospital, pero una mano interrumpió si caminata hacia su coche.
— Irlanda, ¿sucede algo? — le preguntó al país que lo había parado.
— No nada... — se rascó la nuca, espera, ¿Estaba nervioso? — me preguntaba si... Ya sabes... Como nuestros territorios están cerca significa que podemos hablar de cosas en común, o eso creo yo je, y como... — ¿era su imaginación o el irlandés acaba de empezar a hablar muy rápido?.
— Irlanda tengo prisa, ve al punto — uy creo que sonó un poco duro. Da igual es el gran Uk, se le perdona.
— ah sí perdón — volvío a rascarse la nuca, a ver si algo le ha picado ahí, mejor aléjate unos pasitos de él Uk — lo que quería decirte es si te gustaría cenar conmigo, pero en plan amigos.
Espera, ¿Irlanda de acaba de sonrojar?
— Me gustaría cenar contigo Irlanda pero tengo mucho trabajo atrasado y — El irlandés lo interrumpió.
— Yo te puedo ayudar — que sonrisa más grande acaba de hacer.
El inglés pensaba negarse, pero no veía intenciónes ocultas en Irlanda, y una pequeña ayuda le vendría bien.
— En mi casa, a las 18:30 — dijo para largarse — ¡ Y se puntual!
El inglés se subió a su coche, y el irlandés... Bueno el empezó a saltar de una forma extraña.
Pero no os creáis que esto pasó sin que nadie los viera, unos ojos chismosos vieron todo. Y no iban a dejar que un rubito irlandés interfiera en sus planes.
— Perú, vamos — dictó un chileno a la distancia. El peruano solo le saco la lengua y fue hacia éste.
