COLLISION

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Hyunjin caminaba por las concurridas calles de la ciudad, disfrutando de una rara tarde libre. Mientras tanto, Jeongin, perdido en sus pensamientos, deambulaba distraídamente con un helado en la mano. Fue en ese preciso momento cuando sus destinos colisionaron.

Jeongin, absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta de la presencia de Hyunjin hasta que fue demasiado tarde. El impacto fue inevitable, y el helado que Jeongin sostenía terminó esparcido por la camisa de Hyunjin. El omega retrocedió un paso, mirando incrédulo el desastre que se había formado.

—¡Pero qué demonios! —gritó Jeongin, sin importarle que los transeúntes comenzaran a mirarlos. Sus ojos se encendieron con furia mientras señalaba la camisa manchada de Hyunjin—. ¡Mira lo que hiciste! ¡Desperdiciaste mi helado!

Hyunjin, en lugar de molestarse, se quedó atónito. Las feromonas que emanaban de Jeongin eran inconfundibles: era un omega. Sin embargo, el comportamiento del chico era inusualmente audaz y altanero, algo que Hyunjin no había experimentado antes. Normalmente, no le importaban las castas ni las feromonas, pero la actitud de Jeongin lo intrigaba profundamente.

—Oye, tranquilo —dijo Hyunjin con calma, levantando las manos en un gesto de rendición—. Fue un accidente.

Jeongin frunció el ceño, claramente no satisfecho con la respuesta.

—¡No es solo el helado! —replicó, su voz teñida de frustración—. Es la falta de consideración. ¡Podrías haberte fijado por dónde caminabas!

Hyunjin se permitió disfrutar del aroma que emanaba de Jeongin. Era inusual, un olor cítrico a calamansí que no encajaba con los típicos aromas dulces o florales de los omegas. Su alfa interior, normalmente indiferente, comenzó a ronronear de placer ante ese aroma único. Era extraño que alguien despertara tal reacción en él, especialmente considerando que Hyunjin solía odiar su propio olor y prefería usar supresores.

Mientras tanto, Jeongin seguía despotricando, irritado por la aparente indiferencia de Hyunjin. Para él, el chico alto frente a él debía ser un beta, ya que no percibía ninguna feromona típica de un alfa.

—¿Vas a decir algo más que "tranquilo"? —exigió Jeongin—. ¿O vas a quedarte ahí parado sin hacer nada? Al menos podrías ofrecerte a comprarme un helado nuevo.

Hyunjin lo miraba con una mezcla de fascinación y curiosidad. La forma en que este omega enfrentaba la situación, sin ningún rastro de sumisión o timidez, era completamente nueva para él. Finalmente, asintió, una pequeña sonrisa asomando en sus labios.

—Tienes razón. Fue mi culpa —admitió—. Vamos, te compraré otro helado.

Jeongin lo miró con escepticismo, pero decidió aceptar la oferta. Mientras caminaban hacia la heladería más cercana, Hyunjin no pudo evitar seguir intrigado por ese omega tan poco convencional. Algo le decía que este encuentro no sería la última vez que sus caminos se cruzarían.

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