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Pov Giselle.

Al llegar a mi casa lo único que quería era irme de nuevo, pero solo en ese momento llegué a dormir profundamente.

Tener padres estrictos era horrible, sin vida social la única persona que estaba en mi vida era la Belu ella siempre estaba ahí y le agradecía ya que siempre ha comprendido mi situación.

Me dirigí hacía la casa de mi amiga Josy, ella siempre era la que hacía que mi pelo fuera rubio y como ya me había crecido tenía gran parte de este castaño.

—Hola Josy, estoy afuera. — la llamé y esperé a que saliera.

—Amiga tendrás que esperar un poco ya que estoy haciendo mechas a una clienta nueva —me abrió la puerta y entramos juntas.

—Hola buenas tardes. — saludé a la chica que estaba ahí.

Me senté en el mini sillón que había y me quedé dormida, prácticamente no dormí nada ayer entonces estaba un poco cansada y que digamos el olor que había ahí no ayudaba mucho ya que me sentía la drogadicta más drogadicta del mundo.

Era mi turno.

—Ya ¿qué te harás? — me colocó una bata alrededor de mi cuello.

—Lo mismo de siempre, mechas rubias, note que a la clienta anterior eran más plateadas y se veía bastante bien quizás podría ser una nueva opción, así dejo un poco el pelo rubio. — la verdad dejar el pelo rubio no me gustaba ya que me gustaba como me veía, pero el platinado fue algo parecido así que mucha diferencia no hubo.

Y nuevamente me dormí.

—Yiyi— me desperté.

—Amiga trata de no dormir, te puede hacer mal.

—Lo siento Josy ayer no dormí nada.

—Mm quizás que hiciste cochina. — levantó la ceja.

—Ay amiga nada obvia, tú sabes que no somos de esas, solo que no se no dormí bien, tú sabes los problemas y eso. — le conté un poco de mi vida, aunque ella ya sabía bastante pues siempre que venía nos poníamos al día.

La verdad es que luche por no volver a quedarme dormida, lo peor es que son recién las once de la mañana y todavía tengo que hacerme las uñas y las pestañas ósea hoy me van a odiar.

Sentí mi teléfono vibrar.

— ¿Si?

—Giselle, ¿dónde estás? dijiste que estarías aquí cuando nosotros llegáramos.

—Mama salí a las diez y media de la casa, ustedes estaban durmiendo así que supuse que no tendría que pedirles permiso. — ellos trabajaban en un turno de noche, gracias a Dios era así.

—¿Estas mal, a qué hora regresas?

-—No lo sé, vine a hacerme el pelo y las uñas, creo demorarme.

—Ay Dios!, hasta cuándo dejaras de ser tan superficial, acaso no ves que eso es pura perdida de plata niña, nosotros no trabajamos para que te gastes el dinero en tonterías.

No madre, yo trabajo.

—Lo siento, después lo devolveré. Llegaré tarde. — corté y seguí mirando tik tok.

El tema del dinero siempre existió en mi casa, no somos millonarios pero nunca sobraba, y en casa se ocupaba para cosas puntuales, no podíamos darnos el lujo de comprarnos ropa o algo que quisiéramos nosotros, mientras que yo prefiero gastarlo comprando ropa de las marcas que yo quiero, y cosas en sí que a mí me dé la gana comprarme, siempre piensan que lo hago con el dinero de los ahorros de la casa, pero no es así, siempre intento devolverlo para que piensen que de verdad lo saco de ahí e intento que no sepan que trabajo, mientras que el resto lo tengo en mi cuenta de ahorros, dinero exclusivo para poder estudiar lo que yo quiero.

Black Romance || Erick Pulgar Y Eduardo VargasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora