me volvés loco

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A diferencia de Lisandro, para Cristian los últimos minutos de cada partido eran una tortura eterna. Aunque había jugado como si se tratase de una final durante todo el partido e incluso había dado la asistencia para el gol, no podía evitar ponerse nervioso por cualquier cosa. Pero cuando volteó a ver a Lisandro y lo vio con su semblante característico y esa cara seria de seguridad, sintió una calma inesperada. La seguridad de Lisandro se transmitía a él también.

Cuando sonó el pitido final, Cristian se permitió festejar. En medio del campo, vio a Lisandro acercarse. Cristian no era de muchas palabras, pero le encantaba mostrar su afecto de forma física; ese era su lenguaje de amor, por así decirlo. Extendió los brazos y abrazó a Lisandro con fuerza, un gesto que decía más que mil palabras.

Después de la rueda de prensa, en la que Cristian se demoró varios minutos por ser el asistidor (cosa que odiaba porque detestaba dar notas a los periodistas), los jugadores se retiraron a sus habitaciones. En la de Lisandro, el ambiente estaba muy relajado. Nahuel, que no había tenido la suerte de jugar, intentaba configurar el televisor, frustrado con el menú en inglés que no lograba entender. Lisandro permanecía tumbado en la cama, celular en mano, repasando las fotos que todos sus compañeros habían subido a Instagram tras el partido.

Cristian, en ese momento, estaba hablando con el cuerpo técnico, revisando tácticas y analizando jugadas. Sí, el señor Scaloni no lo dejaba en paz ni un solo minuto.

Mientras tanto, Lisandro no podía dejar de ver las seis fotos que Cristian había subido. En especial, la primera. Su vista se centraba en los labios carnosos de Cristian, labios que le hacían imaginar un millón de escenarios posibles. No podía evitar perderse en cada detalle, admirando la foto con una mezcla de admiración y algo más profundo que no se atrevía a nombrar. Soltó un profundo suspiro, sumido en sus pensamientos.

-¿Qué estás viendo Licha? -preguntó Nahuel, estirándose desde su cama para mirar la pantalla del teléfono de Lisandro.

-Nada, solo las fotos del partido -respondió Lisandro, tratando de sonar casual.

Pero Nahuel ya había visto de qué se trataba.

-Ajá, si seguís así lo vas a "ojear".

Lisandro intentó reírse, pero la verdad era que no podía apartar la mirada. En su mente, repasaba cada línea del rostro de Cristian, cada sombra y cada luz que resaltaba su figura. Quería comentarle algo, cualquier cosa, pero las palabras se le atragantaban.

-Comentale algo -sugirió Nahuel.

-Mmmm. No, me da paja.

Nahuel lo miró con una mezcla de curiosidad y diversión. Sabía que Lisandro sentía algo más que amistad por Cristian, aunque nunca lo había admitido en voz alta.

El entrerriano observó por una última vez la foto y susurró, "Me volves loco". Lo que no sabía es que el oído de su amigo funcionaba excepcionalmente bien cuando se trataba de cosas que no le incumbían. -Voy al baño -dijo Lisandro, dejándose caer del borde de la cama.

-¿Te vas a hacer la paja con la foto?

-Dale pajero, nada que ver -respondió Lisandro tirando el celular sobre la cama.

Nahuel se quedó mirando el teléfono, y un pensamiento cruzó su cabeza. Cristian y Lisandro se tiraban palos todo el bendito tiempo, pero ninguno se atreviera a hacer nada. "Alguien tiene que hacer algo".

Tan pronto como la puerta del baño se cerró, se lanzó sobre el celular de Lisandro. Con una rapidez sorprendente, abrió Instagram y comentó en la foto de Cristian: "Me volves loco". Técnicamente solo estaba citando a Lisandro, no estaba inventando nada.

Me volvés loco (O una confesión accidentada) / cutilichaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora