Capítulo 8

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-¿De verdad que no estoy loca?
No respondió, se había quedado sobado. Como siempre. Le dejaré en paz, a dormir.
Estoy en una habitación blanca, parece un manicomnio o la casa de alguien con TOC. Siento a muchas personas a mi alrededor. Es de noche y no puedo hablar. Todos están dormidos. Quiero hablar, saber dónde estoy. Intento gritar. Tengo algo en la boca. No puedo. Empiezo a llorar. Y me despierto gritando. Era un mal sueño.
Ashton se acercó corriendo en calzoncillos. No era la primera vez que me pasaba, pero sí hacía mucho que no ocurría. Desde los siete años, cuando mis padres decidieron irse y empezar a viajar.
-Eh, no estás sola. -me abrazó. Yo lo único que hacía era llorar- ¿Con qué soñabas?
-No... sé... - dije entre sollozos- Agonía... dolor...
Se quedó abrazándome hasta que me quedé dormirda.
Al despertar, todavía estaba entre sus brazos. La verdad, es que entre sus brazos se estaba bastante calentita, y en invierno se agradece. Eran las doce pasadas y todavía teníamos que ir al gimnasio y estudiar antes de comer. Por lo menos intentarlo.
-Ash... oye... despierta. Tenemos que ir al gimnasio. Venga vamos levantate.
-Mehhh, tengo sueñoo...
-Ash, no llevas puesta tu cinta pra el pelo.
-¡QUÉ, DÓNDE ESTÁ! -por fin se había levantado.- Si la tengo en la cabeza. -dijo tocándose la cabeza- Te oido por hacerme esto. Y se llama bandana.
Su bandana era de lo más preciado que tenía, era su símbolo. Y yo, que le he visto sin ella puedo decir que su pelo no es el mismo sin ella.
-Venga va, a hacer cosas.

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