Delirio

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La primera vez que lo vi, fue hace tanto tiempo que apenas lo recuerdo

Acababan de colocarme como miembro del congreso y, en resumidas palabras, perro faldero de la corona. Qué irónico, ¿No?, antes me dedicaba a matarlos a montones, y ahora mi puesto era darles órdenes. Al principio no voy a negar que me echaba para atrás eso de tener que trabajar con los soldados que solían perseguir a mi familia, pero no soy tan leal a mis ideales al parecer, porque acepté sin miramientos mi nuevo puesto

Y con todo, aún si estaba traicionando mis principios, era por un bien mayor, pues tanto ese nuevo trabajo, como el fin de la persecución al clan Ackermann, era gracias al misericordioso rey que me perdonó la vida ¿O yo se la perdoné a él? Es difícil de decir, pero sin duda vi algo especial en él

Muchos dirían que era algo divino, un halo intangible que rodeaba su escuálido porte. Aún me pregunto si eso me lo imaginé. Pero estoy más que seguro de que fue su bondad lo que me obligó a bajar el arma. Sí, me obligó. No pude comprender lo que significaron sus palabras. ¿Un inútil?, ¿Un paraíso?, ¿De qué estaba hablando? Sólo sé que algo muy grande se revolvió en mi interior, y cuando desvíe la mirada desde su cabeza inclinada hasta su antebrazo herido, lo entendí

Alguien con tanto poder, alguien tan grande, sólo podía sentir compasión por mí, sólo podía sentir lástima de aquellos que se aferran a la violencia para sobrevivir, por eso su naturaleza benévola le colocaba inmediatamente por encima de mí

Sin embargo, es algo que no envidié nunca. Nunca sentí envidia, más bien era anhelo lo que sentía ¿Qué se sentiría al ser alguien compasivo? ¿Cómo es eso de ponerse en el lugar de los demás? ¿Cómo puede alguien sufrir por el dolor de otros? Sólo alguien que tuviera ese poder podría sentir de esa manera tan intensa

Es innegable que hay personas que siempre quedan por encima del resto, esa es una ley irrompible, pero quienes se quedan arriba soportan la presión que ellos mismos se imponen, y en su caso, él tenía que cargar con el peso de su propio corazón

Lo supe cuando lo vi

Tener poder significaba usar ese poder para proteger a quienes están por debajo de tí, por eso él quería a todos, fueran asesinos, o fueran nobles, todas las vidas tenían el mismo valor, y por eso debía protegerlas

Pero tener poder también significaba impotencia. La impotencia de tener lo que se necesita para acabar con el dolor de aquellos que quieres, y no poder llevarlo a cabo. Tener unas firmes cadenas invisibles que te frenan y te impiden lograr aquello que en el fondo tanto deseas

- ¡Inútil!

Cuando andaba por los pasillos del castillo, escuché un golpe seco seguido de un grito ahogado, inútil, inútil, inútil, todo el tiempo repetía lo mismo. Me acerqué a paso rápido a la habitación de la que venían los ruidos. La puerta estaba entornada, pero por la voz estaba claro que se trataba de Uri

No soy de los que se quedan a espiar en las sombras, pero dudé sobre si irrumpir en el cuarto. No tuve tiempo de sopesarlo por mucho más antes de que otro golpe sonara. Le había dado un puñetazo a la pared

Entré con cuidado, y vi al rey sentado en el suelo, al lado de una gran estantería, con la espalda apoyada contra la pared y las manos en su cabeza, mientras grandes lágrimas se formaban en las esquinas de sus ojos, y miraba a un punto fijo del suelo

- Inútil... Destruye los muros y sálvalos a todos

Se lograba entender entre sus murmullos. No se percató de mi presencia

- Rod, Frieda, Kenny

Escuchar mi nombre me sobresaltó. Quería inclinarme y preguntarle qué pasaba, qué estaba diciendo, pero mi cuerpo no se movía, y yo sólo podía mirar fijamente cómo las lágrimas empapaban su cara

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