un blog de poemas hacia la teoria de kim que yo he estado creando al pasar de los dias luego de leerme el libro.
Los poemas son COMPLETAMENTE mios, hecho por mi (en noche en las que chillaba por el libro).
Espero que sean de su completo agrado.
Las musas pueden romper tu corazón, aunque sea sin quererlo, te hacen caer en el vacío de la desilusión.
He visto a musas de diferentes poetas, todas mujeres esbeltas y bellas, pero. . . mi musa, no es una de ellas, él es una radiante estrella.
Sean Grace se ha de llamar. Por su gran talento se les oye a sus fans su nombre vitorear.
Un ser digno de admirar, quién por su belleza y forma de pensar es fácil de amar.
Pero yo, solo soy un fenómeno más, que por un amor prohibido debe callar. Por este sentimiento escondido me puedo lastimar, pero si digo lo que siento, esos idiotas me matarán.
Cómo la primera vez, de mí no tendrán piedad, y golpe tras golpe, mi sangre en el suelo se derramará.
¿Por qué hay que esconder un sentimiento tan bello cómo este? ¿Por qué hay que fingir qué todo lo que haga me moleste?
¿Por qué?, me pregunto mientras lo veo. ¿Por qué?, me pregunté el día del beso. ¿Por qué?, me pregunté cuando dije que dejáramos en el pasado todo aquello.
¿Por qué si aún lo amo tengo que pretender que él nunca ha tomado mi mano? ¿Por qué parece que todos mis esfuerzos por olvidarlo han sido en vano?
Mis desvelos, su culpa. Sus sonrisas, mí cura. Sus malas actitudes, mí amargura.
"Te amo", le confesé mientras estaba a mi lado. "Yo te amé", respondió él, con el corazón en la mano.
"Se feliz", le pedí con desgano. "Ya lo soy, porque te volví a tener a ti", confesó con temor al rechazo.
"Entonces, se feliz sin mí", aclaré con las lágrimas amenazando. "Sabes que no será así", admitió tratando de no llorar. . . todo en vano.
Y ahí quedó todo, y para mi suerte o desgracia, seguí enamorado de un hombre mal aconsejado.
Tomamos caminos un poco separados, pero como el destino no ha de olvidar nuestro pasado, nos reunió de nuevo, sin temer de nuestros corazones lastimados.
Porque, para él, no soy más que su mejor amigo de la infancia, qué por aceptación, dejó que lo apalizaran.
Y para mí, no es más que un antiguo dolor de cabeza, que aunque nunca dejé de amar, sí que me dejó varios recuerdos que en mi corazón todavía pesan.
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