Capitulo 64: rearmando un vínculo que se creía roto

31 5 5
                                    

~Advertencia el siguiente capítulo contiene escenas explicitas, subidas de tono, hoy. Se recomienda leer bajo su propio riesgo~

Comenzé a baldear mientras mi Alfa descansaba, con la mopa trataba de que el agua jabonosa llegase a más zonas para luego pasarla y escurrirla, así durante un largo tiempo.
Debido a que mi Alfa era sensible a los olores fuertes debía tener cuidado por lo que trataba de usar desodorante suaves para los pisos ahí estaba yo, trapeando y escurriendo una y otra vez para luego de un par de horas mí bello durmiente se levantase. Estaba como animalito olfateando todo buscando a mí madre.
—¿Se fue?
—Se fue a trabajar.
Mí Alfa estaba en un ataque de ansiedad al ver qué mí madre ya no estaba allí, podía verlos en sus ojitos y sus labios parecía un sapito llorando. Le prepare un chocolate caliente para que desayunara, por lo que tome un jarro donde coloque la leche a para luego colocarlo sobre los chocolates y esperar que estos se derritieran.
Para luego llevarle una taza a mí amorcito que estába triste olfateando el aire.
—Toma amor para que estes mejor —dandole un piquito — Espero te guste y si que le gustó. Me miró fijo a los ojos para luego —Si aprovechamos que estamos solo y seguimos construyendo nuestro nido.  Allí lo tenía con sus piernas abrazadas a mí cintura mientras hacíamos el amor, la luz del día entraba por el ventanal y le daba en la cara por lo que lastimaba sus ojos, así que tome una remera y tape sus ojos para proteger sus ojos. —¡Gracias!
Y justo cuando íbamos a llegar al clímax —¿León? Tengo que hacerte una pregunta.

—¿Qué?

—Tu me amarías si yo fuese una cucaracha...

—¿Por que serías una cuchara?
—Dije cucaracha.
—¿Por qué serías una cucaracha?
—¿Me amarías o no?
—No.
—¿cómo que no?
—Seras una cucaracha ¿como sabré cuál eres tú?
—Facil, la que choca la pared.
—Y luego ¿Que hago?
—amarme.
—¿Cómo?
—No se, ese ya sera tu problema.
—Amar también es dejar ir.

—Me dejarías ir solo por ser una cucharacha.

—Sí, a menos que yo sea una cucharacha también y bueno ahí estaré tras de ti tratando de que no te choques la pared.

—Tendriamos muchas cucarachitas, muchas.
—Y luego... —lambiendo su cuello.
—¡Conquistaremos el mundo! Wuaja ja Awwwww!
Sin duda mi Alfa estaba un poco chiflado, pero aún así lo quería con todo y sus locuras. Termine de darles mimos internos para darnos una ducha juntos.
Yo no sé, si era el embarazo o el ya era calenturiento de naturaleza, ya que aprovecho la bañera para que yo le diera mimitos ahí también.
Por lo que ahí estábamos envueltos de espumas en encima mío mientras besuqueaba su espalda y el aprovechaba la posición para darme como sentones. Menos mal que no se lo puede volver a embarazar estándo preñado sino sería un embarazo eterno.
Trataba de aguantarme las ganas, pero como hacerlo antes sus movimientos desenfrenado, el choque de nuestras carnes, y más con su baile, el cuál lo hacía ver como una serpiente de cascabel  ante el sonido de una flauta, una bella serpiente blanca.
Por lo que aproveche para lavar su largo cabello el cuál era tan sedoso que me daba ganas de acariciarlo eternamente.

Terminado el baño nos vestimos para ir a comprar y hacer el almuerzo, con aquella ropa que mí padre le prestó, mí Alfa parecía de aquellos galanes de los libros, aquellos que nunca le faltaba dinero.
Pero una versión pobre.
Sin dudas el cabello peinado hacía atrás resaltaba sus ojos afilados al mismo que su rostro oval, aquella camisa apretada negra resaltaban su pecho y estilizaban su cintura lo que lo hacían ver más alto de lo que era. —Hace frío, por lo que le coloque un tapado de gabardina color caqui oscuro y sus lentes por lo que salimos a pasear para comprar para el almuerzo. —El me tomaba la mano mientras caminabamos en el centro. —¿Que quieres que te cocine hoy? —Estabamos en el mercado, viendo que comprar. —Pero este solo se ponía a jugar con los zapallitos haciendo malabares.
—Marco, ¿Que quieres comer? —Pero el seguía en lo suyo, haciendo volar un zapallito para luego este deslizara por su brazo. —Denme los dos zapallitos.

Por lo que nos llevamos los zapallitos, un poco de zanahoria y n tomate, cebolla y ajo. Fuimos a la carnicería y compramos una pechuga.
El almuerzo ya estaba solucionado ahora fuimos a una heladería a comer un helado, mí Alfa parecía un niño pequeño viendo la máquina sacar el combinado.
Ni bien ambos tuvimos nuestro conito chocamos ambos como si fuera un brindis para luego comerlo.
En eso vimos a un hombre de unos 30 años, su rostro me hacía conocido se parecía a mí padre era idéntico a él pero más rubio y más joven.
Este vestía uniforme de la IMOOM/AM. Podía ver qué su nombre era Renato.

—Estamos buscando un prófugo así que solo pediremos identificaciónes, algo me dijo que huyera por lo que sin que notará nos fuimos y mientras nos íbamos oi— El prófugo que buscamos se llama Marco Villalba por lo que le metimos más prisa para luego salir a correr antes de que se percataran de nuestra presencia.

Nos ocultamos un rato en un callejón para ver si no nos seguían, y regresamos para la casa.
Ahora salir era peligroso más con aquel tipo rastreandonos allí afuera, se nos complicaria mucho más, por lo que lo mejor sería quedarnos en la casa.
Mí Alfa no emitió palabra durante el camino, solo se quitó la ropa se acostó  y se puso a dormir.
Me acosté al lado de él, y me partió el corazón verlo acurrucado llorando, llorando ante la posibilidad de que nos separen, pero peor ante la terrible y cruel posibilidad de que nos quiten a nuestro hijo.
Por lo que solo lo abrace para llorar junto a él, ya que yo también estaba aterrado ante el destino que nos acechaba si no éramos cuidadoso.

Continúar...

...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora