1

6 1 0
                                    

No sé si leerán esto, ni siquiera sé qué pasará después de esta noche, en donde perdí sentido de mi vida y rumbo de mis acciones, es un día bastante complicado, he perdido todo, y aún así seguí sonriendo en la cena, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, estoy encerrado en mi cuarto, con los pantalones abajo y una mano en mi entrepierna, buscando pornografía para masturbarme y generar un poco de dopamina que ya no me dan ni el gimnacio ni los videojuegos, ni mucho menos el alcohol o las drogas. ¿qué he hecho mal en vida? ¿Qué tanto pecado he cometido para caer en esta depresión? ¿por qué se van todos? Si bien sé y estoy consciente que somos instantes en la vida de los demás, así como los demás son instantes en la nuestra, el distanciamiento de la gente que en realidad importa, de las personas que te hacen sentir completo, es lo que más duele. Hablando metafísicamente, si existen los complementos, ya que siempre habrá alguien que acomplete tus frases, que te conozca sin conocerte, que sepa que es lo que tienes cuando ni tu lo sabes, y cuando esa persona se va, cuando conoce a alguien que te hace sentir menos, que hace sentir que todo lo bueno que eres o dicen que eres, no vale para nada, que tú miso no vales para nada… Es donde empiezas a replantearte cosas, a preguntarte de que sirves, para que eres bueno en realidad, porque esa persona que en un momento te vio como lo mejor, ahora te ve como uno más. No me mal entiendan, el conocer a alguien, el conocer sus demonios es algo complicado, pero si a pesar de eso te siguen viendo como lo mejor, y luego lo cambian, es cuando realmente duele, sobre todo cuando tu sigues viendo a esa persona como lo más maravilloso. Duele todo, duele vivir, duele respirar, aún duele el recordar, aún duele el pensar en el mañana, en el hoy… y lo que más deseo en este momento es que todo deje de doler. Que deje de doler la cartera por falta de dinero, que deje de doler el estómago por falta de comida, que deje de doler el corazón por falta de amor, que deje de doler el cerebro por no pensar más, que deje de doler el alma por vivir… No sé que pasará, tengo el arma en la mano, ya me corrí más de dos veces mientras escribo esto y la dopamina no es suficiente, solo me causa gracias el que me encuentren con el cerebro esparcido por la cama y el semen esparcido por mi abdomen… ¿me vestirán? ¿me dejaran así? Cualquier cosa que hagan, ya no me importará, total, solo entrarán a la habitación y pensaran que me deprimi por alguna tontería, que “no le heche ganas” o que “no fui lo suficiente a terapia”, cuando en realidad la terapia es manipulable, al menos si vas con un licenciado en Psicología y no con un psiquiatra, así tener un trastorno de personalidad antisocial es más ocultable y fingir mejora y ciertos días de crisis son más fáciles… un psiquiatra lo notaría, en fin, ¿qué más da eso ahora? Lo de menos es quien hizo más o quién hizo menos, cierro esto con una despedida a mi familia, a mis amigos y a las personas que leerán esto… no hay respuestas a sus preguntas, solo es un simple día más de esos en los que alguien decide descansar…

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora