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Samantha

-Eleanor, ¿Tú crees que sería buena idea aceptar el trabajo?

-Pero no lo necesitas, tu papá se pudre en plata, te dan todo lo que quieres, compras y comes lo que deseas a todo hora. ¿No te basta?

-Si lo pones así claro que suena mal idiota. Pero ese no es mi punto, mi punto es lo que dijiste, me DAN y no lo logro por mí, y eso no lo puedo soportar, ¿qué voy a hacer si ya no tengo a mi papi? ¡No sé que quiero en la vida! ¡Solo sé pedir y pedir y no hacer nada por mí misma!

-¡Ey! En primera no grites, y en segunda.
Hazlo, pero ten en cuenta que tienes que hacer sacrificios y no sabes cómo es.

-No sabes de lo que hablas, solo no quieres que acepte. -berrinche mordiéndome las uñas mientras revolviendo mi café con ansias.

-Sí sabes lo que digo amor, solo que no lo quieres aceptar, tengo una empresa un 16, sabes que se lo que digo.

-¿Y si no lo logro?

-Lo vuelves a intentar.

Golpeé mis uñas contra la mesa y mire con nerviosismo mi celular.

Timbra... timbra... timbra

Ari

-Amor... espera me están llamando. -jadeé sacando a Nuvia de encima mío. -¿Buenas? ¿Qué se le ofrece?

-¿Hola? Buenas tardes, soy Samantha Rivera. Me hablando hace unos días sobre el trabajo de modelo en un hotel y quisiera saber como seria el trabajo.

Mierda, ¿Sirvió lo que hice? Saque totalmente a mi novia de encima mío y me paré de inmediato. La escuché gemir ya que se calló del escritorio. Idiota.

-¡Hola hermosa! El trabajo sigue, pero nosotros te tenemos que llamar. Mi secretaria te va escribir en unas horas... Ah, y te está hablando Abril Garza, un gusto.

Colgué el celular y comencé a dar saltos mientras chillaba.

-¿Fue tan buena la llamada como para interrumpir la follada que te estaba dando.

-Fue mejor. La imbécil, Samantha Rivera. Quiere saber como es el trabajo. ¡Voy a ganar tanto dinero!

Me fui al espejo de cuerpo completo y al verme solté una leve carcajada. Mi cabello estaba totalmente desordenado, mi labial está todo corrido, mis bragas y sostén están mal puestos. Dios.

-No te arregles, no terminamos. - Ordenó dirigiéndose hacia mi. Sus caderas y, dios esas tetas en su hermoso encaje negro y su cabello moviéndose me volvían loca.

-Pues, por más que quiero, tengo que terminar con mi trabajo.

-No seas así, estábamos tan bien. -puso sus manos en mis caderas y su pequeño berrinche que hizo al flexionar  su piernas.

-Joder, para. -murmure divertida dándole una leve palmada en su hombro.

—————————-

-Carla, llama a la niña y dile todo lo que quiera saber.

-Claro señora, pero necesito un Gmail y no lo tengo.

-¡Eres una idiota, te dije que tengas todo sobre ella! -grité golpeando la mesa. Tenía algo pendiente con unas clientas que me dejaron jodida, tenía lo de esta niña y me había peleado con Nuvia, Carla no tenía la culpa pero estaba más cerca, así que. -Ahora la voy a llamar y conseguir el Gmail, haz lo que te dije y ya, ¿si?

-Cómo diga señora.

-Bien.

Salí de la habitación rezando que la chica contestara.

-¿Hola? -contestó. Bien.

-Hola hermosa, mira, necesito un Gmail para poder enviarte todo.

-Oh, claro, ¿te lo dicto?

-Si.

-Samantha.Rivera@gamail.com

-Es muy original hermosa. -ambas soltamos una leve risa.

-No sabía qué poner.

-Se nota. Hablamos.

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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My pretty prisoner  ʳⁱᵛᵃʳⁱ ⁽¹⁸⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora