Le he estado ayudando a la señora Adélie toda esta semana en el restaurante. Ella me explicó que los fines de semana suelen salir más tarde, pero insistió en pagarme, a pesar de que inicialmente yo me negué. Ahora es sábado, han pasado dos semanas desde nuestra llegada a Francia.
Mi mamá no es una doctora común, es una profesional destacada en su área. Por otro lado, yo estoy por comenzar a estudiar Diseño de Modas.
—Daphne, ya puedes irte. Mael y yo terminaremos de acomodar las mesas. Mañana no abrimos el restaurante —me dice la señora Adélie con una sonrisa.
—Gracias, señora. Que descansen —respondo dejando mi delantal en su lugar y despidiéndome con la mano.
—Adiós. Que duermas bien —escucho la voz de Mael detrás de mí, en su buen español. No necesito mirarlo para saber que es él.
Mael tiene 19 años, solo dos más que yo, pero es mucho más alto. Vive con su abuela, la señora Adélie. Sus padres residen en otra casa junto con sus hermanos menores: Abigail, de unos siete u ocho años, y Jack, de 14. Su mamá, Emma, y su papá, Andrew, suelen visitar a la abuela de vez en cuando.
De regreso a casa, decido darme una ducha. Después, me pongo mi pijama de pizzas, una de mis favoritas junto con la de Spider-Man y la de mariposas con conejitos. Mientras estoy organizando algunas cosas en mi cuarto, siento un repentino dolor en el pecho.
Oh no.
Oh no.
Oh no.
Oh no.
No puede ser.
Un ataque de ansiedad.
Cuenta hasta cien.
10....
30....
No funciona, duele.
Empiezo a respirar con dificultad y todo a mi alrededor se ve borroso. Rápidamente busco mi celular y marco un número sin pensar. Cuando la llamada se conecta, escucho una voz que no creia escuchar.
—¿Daphne? ¿Estás bien? te escuchas mal—Es Mael. Me doy cuenta de que marqué el número equivocado.
Que vergüenza.
Que pensará de ti.
Una chica patética.
Molestandole a estas horas de la noche.
No, ahora no. Aleja esos pensamientos; tu puedes sola.
—Mael... estoy teniendo un ataque de ansiedad... y no puedo... —balbuceo mientras el aire no me da bien.
—Ábreme la puerta, estoy aquí–Con esfuerzo, llego a la sala y abro la puerta. Mael entra y me mira directamente a los ojos.
—Escúchame, Daphne. Tuve un mejor amigo, que sufría ataques de ansiedad. Háblame de algo que te guste: tus libros, tus series favoritas, cualquier cosa.
Aunque no estoy convencida, empiezo a hablarle de "Mi Adorable Demonio", mi K-drama favorito, y de un libro de nueva edición. Poco a poco, mi respiración se normaliza. Sin darme cuenta, me quedo dormida.
✿ ✿ ✿
Cuando me despierto al día siguiente, estoy en mi cama. Llevo puesto un saco que reconozco al instante: es de Mael.
Mi mamá entra a mi habitación con una carta en la mano.
—Hija, ¿ya te levantaste? Buen día. Mira, esto lo dejó la señora Adélie. Es para ti.
El sobre es de color crema y tiene un sello que llama mi atención: Universidad Grenoble-Alpes.
—¿Vas a abrirla o qué? —me anima mi mamá mientras me entrega la carta. Antes de que pueda hacerlo, alguien toca la puerta. Es Mael, y su voz suena preocupada.
—Madame María, pouvez-vous venir voir ma grand-mère? Elle ne va pas bien.
—¿Qué pasa con la señora Adélie? —pregunta mi mamá alarmada mientras toma su maletín médico y ambos bajan corriendo. Sigo a Mael hasta la sala, sin quitarme su saco. Poco después, estamos los tres sentados junto a la señora Adélie, quien ya parece estar mejor.
—Daphne, esa carta... ¿qué es? —pregunta la señora Adélie con curiosidad.
—Es de la universidad, pero no sé si me aceptaron —respondo.
—¿Qué esperas para abrirla? —dice Mael, y mi mamá asiente. Abro la carta con nerviosismo y leo las primeras líneas.
No puedo contener las lágrimas.—¡Me han aceptado en la Universidad! —digo emocionada. Mael, mi mamá y la señora Adélie me abrazan con entusiasmo.
—Mael, ¿no estudias tú en esa universidad? —pregunta la señora Adélie
—Sí, abuela. Daphne, el salón de Diseño de Modas está justo al lado del mío. Yo puedo mostrarte el campus.
–¿Cómo sabés que voy a estudiar?–pregunto confundida.
–Tu mamá nos contó la otra vez.
—Gracias... a los tres. De verdad —les digo con una sonrisa mientras abrazo la carta contra mi pecho.
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𝐵𝑒𝑠𝑜 𝐷𝑒 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑎𝑣𝑒𝑟𝑎
Teen Fiction-¿Porqué los polos opuestos se atraen?-Pregunto una niña de 15 años a su hermano mayor. -De dónde sacas tu eso, todavía no sabes ni que es el amor, hermanita eres muy buena y todo para entender el amor-Respondio su hermano mayor mientras le revolote...