Lágrimas eternas, así pensé que serían las mías. Pero por algún motivo que algún desconozco he descubierto que no lo son, puede ser que porque realmente nada es eterno. No me gusta pensar en ello, pensar que llega un día que todo se acaba, que las lágrimas dejan de salir, que las emociones dejan de existir, que los sentimientos dejan de estar. Y sino es eso, deja de estar lo que estuvo, porque las cosas cambian. La putada es que las cosas cambian cuando menos te lo esperas, sin darte tiempo a procesarlo, ni a entenderlo. Pero hay que aprender a llevarlo, porque todo es así.
Como las lágrimas; las de felicidad que empiezan y acaban dejando atrás un recuerdo precioso pero al que no se puede volver más que con la mente, las de tristeza que empiezan haciéndonos pensar que no acabarán pero aún así acaban, las de frustración que aparecen cuando menos queremos y se van cuando ya nos dan igual, y muchas otras diferentes, pero con la misma conclusión; su fin.
Decía al principio que pensé que mis lágrimas serían eternas, pero ahora rara vez aparecen, y cuando lo hacen es durante poco tiempo. Aún no entiendo eso, son algo que sí que me gustaría que fuese eterno, porque desahogan, y son la personificación de nuestras emociones, algo que me encanta.
Nada eterno, ni las lágrimas que pensamos que lo son.
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REFLEXIONES
Short StoryEsto no es una historia. es solo una pequeña descripción de lo q creo q es el significado de valor.