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Así había pasado el tiempo entre aquellos dos seres de luz y oscuridad, tanto Shura como Aioria no pensaron que aquel primer encuentro se volviera uno de tantos.

El ángel bajaba a aquel bosque donde se habían conocido solo para verlo de nuevo, el demonio también subió de su vil rincon de castigo solo para ver a su bello ángel. Ambos habían regresado a aquel lugar sin saber que era para lo mismo, verse, encontrarse, hablarse y con el pasar de aquellos encuentros amarse.

Desde el anochecer hasta el amanecer podían quedarse ahí, frente a ese árbol y aquel hermoso lago, podían pasar las horas hablando sobre sus eternas vidas, quizás solo mirarse como si fuera la última vez, quedarse abrazados mirando a la nada o simplemente estar con la compañía de él otro, era algo... Algo de ellos, no necesitaban hablar para saber lo que sentía el otro ni nada parecido. Todavía no eran nada pero querían serlo, cada uno pensando en aquello pero sin saber si así podrían arruinar su amistad, era la primera vez en toda la existencia que un demonio y un ángel se llevaban bien...

–Shura...– El mencionado abrió los ojos mirando hacia un lado, Aioria tenía su cabeza recostada en su hombro, su ala cubría las emplumadas alas de el ángel. –¿Quieres entrar al lago?

El demonio levantó su ceja izquierda, mirando a su ángel con extrañeza, no era la primera vez que los dos se metían al lago juntos, su confianza había crecido que ya no había temores entre ellos.

–Claro...

Al decir esto Shura se levantó, luego Aioria quien camino primero hacia el lago, al estar en la orilla comenzó a quitarse la túnica, dejándola caer a sus pies. Aunque Shura ya lo había visto cambiarse su ala se puso ante su vista, de alguna forma se sentía avergonzado de ver a Aioria sin su túnica.

"No es la primera vez que lo hace..."

Al escuchar como se metía al agua continuo él, solo quitándose aquel taparrabos, su única prenda dada. Camino hacia el lago y de igual forma se metió al agua, Aioria estaba a un lado de él mirando su reflejo, estaba más pensativo de lo normal, en que estaría pensando. Se mantuvieron callados de nuevo, aunque no era el silencio que Shura estaba acostumbrado entre los dos, no dijo nada esperando a que su acompañante dijeron que lo tiene así. Luego de otro poco minutos no lo soporto y apenas abrió la boca, Aioria también volteo tomando la palabra.

–Te amo.

Ambos se miraron fijamente a lo ojos, el color carmín comenzó a subir por las mejillas de ambos, ninguno de los dos sabía que decir o que hacer ahora. Aioria rompió el contacto visual volviendo su mirada a su reflejo.

–Perdón, no debi soltarlo así...

"Ahora entiendo porque sufren cuando mi impulsividad aparece"

Pensó, recordando como su hermano y sus amigos en el cielo le recordaban que debía ser paciente en situaciones. Shura no hablo al instante, seguía procesando aquellas dos palabras como para hacer algo.

"Te amo... Me dijo Te amo..."

–Sí, creo... Creo que ya deberíamos irnos, no sé si venga mañana, quizas mi hermano necesite ayuda en algo o...

Aioria salió de el lago y fue por su túnica, se cambió y comenzó a caminar para alejarse de Shura, sus alas tardarían en secarse pero debía dejar que el de cabello azabache pensará.

Shura al escuchar como se iba salió de su trance e igualmente salió de el lago para colocarse la única prenda que tenía. Siguiendo de cerca al rubio.

–¿Me amas?...

Aioria se detuvo, sin atreverse a mirarlo. Estaba avergonzado, ¿Por qué lo soltó de la nada? Se supone que se lo diría al anochecer, hablar con normalidad, luego pasar el tema de forma sutil al amor y ahí se lo diria, resignando se a que posiblemente Shura no lo quisiera ver de nuevo.

–Yo quería decírtelo primero.– Volteo con su sonrojo hasta las orejas y una cara de confusión. ¿Escuchó bien?

Shura observó como la cara de Aioria se iluminaba y sus ojos brillaban con con fuerza, al minuto siguiente se encontraba en el suelo con Aioria encima de él, abrazándolo por el cuello. Por su parte, apenas había reaccionado colocando sus manos en la cintura de su ángel.

"Su cintura es... Pequeña"

–¿En serio? Por la Diosa Athena, Shura, ¡estaba muy nervioso! Creí me ibas a rechazar y humillar y...

–¿Por qué haría eso?– Aioria miro a otro lado, supo que es lo que rondaba por la cabecita de su pareja. –No te tomaré por loco, ni por alguna otra cosa... Eso lo soy yo, tú eres una hermosa luz, la cuál prometo cuidar, proteger y mantenerla viva.

Shura poso su mano en la mejilla de el ángel que tenía encima en aquel momento, Aioria se acurrucó en ella sonriéndole con dulzura... Espera, Aioria estaba encima de él.

Shura miro hacia abajo donde la túnica de Aioria claramente no le tapaba ESA zona, y por lo que sabía los angeles no llegaban nada más abajo. Y él, al igual que varios demonios tampoco llevaba nada debajo... Solo un movimiento para que...

"No, no, no, no. ¡NO! Apenas podemos demostrarnos y la puta lujuria quiere llegar... No pienso llevarlo conmigo, de ahora en adelante lo cuidare y protegeré de todo... Eso incluye de mi mismo."

No supo cuánto tiempo estuvo inmóvil, solo reacciono cuando Aioria se levantó de forma rápida de encima de él, lo cual agradeció pero se levantó de igual forma hasta darse cuenta de algo. Se escuchaba un grito, era lejano pero iba haciéndose más y más fuerte, hasta que de entre los arbustos salió disparado otro ángel... ¿¡Otro ángel!?

Este se topo con Aioria provocando que cayeran y dieran unas vueltas por el suelo hasta chocar con el árbol. Cuando el desconocido levantó la cabeza Aioria lo miro con sorpresa.

–¿Milo?

–¡Aioria, con que aquí estabas querubín de fuego!

Shura observó con detenimiento a aquel angel llamado Milo, su cabello era de color azul, largo hasta la cintura pero despeinado, al igual que Aioria tenía una túnica blanca con algunos bordes dorados, solo que el broche que le sostenía desde el hombro estaba en el hombro izquierdo, unos brazaletes dorados y su alo brillante junto a aquellas alas emplumadas, quizás un poco más grandes que las de Aioria pero de igual forma pequeñas para él, aunque por algún motivo tenían algo brillante entre el plumaje. Su piel era un poco bronceada y sus ojos eran azules como el cielo. Todavía no había notado su presencia.

–¿Qué haces aquí?– pregunto su pareja mientras se levantaba y lo ayudaba a levantarse.

–Aioros me pidió que te buscará, como no te encontré en el cielo baje hacia la Tierra para buscarte... ¡Pero un demonio me atacó, me congelo las alas!, ¡Las tengo entumecidas!

Aioria frunció las cejas, mirando las alas de su compañero, apenas había notado aquello y eso le respondió su duda. Solo conocía un demonio que podía crear Hielo.

–Te encontré.

Todos voltearon detrás de ellos, encontrándose a un demonio similar a Shura, solo que este tenía el cabello de color aqua y debajo de la cintura, sus cejas eran... ¿Peculiares? Mientras que sus ojos tenían un color azul más profundo, como el donde de el océano pero su mirada causaba escalofríos. Milo se giro sobre sus talones, mirando al demonio dándose cuenta apenas de que Shura estaba presente, Aioria lo miro con duda pero manteniendo una postura alerta y Shura solo lo observó con aburrimiento.

–Camus... Demonio del Agua y el Hielo...

Continuará...

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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