Capítulo 1

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Me levanté como de costumbre, hice la rutina de cada mañana y ya casi listo para ir al instituto me dirigí hasta la cocina a desayunar con mi padre. Allí lo encontré haciendo panqueques muy casualmente, en nada más que unos bóxers bien ajustados, los cuales marcaban aquél enorme trasero que lastimosamente no heredé.

―Buen día papá ―saludé acompañando con una fuerte nalgada que le hizo sobresaltar de la sorpresa.

Él siempre había sido alguien muy asustadizo, y yo disfrutaba de molestarlo.

―Innie, ya te dije que no me sorprendas así ― me regañó mientras un puchero se formaba en su cara de bebé.

― Ya deberías estar acostumbrado para este punto― le dije riendo.

Una vez terminado el desayuno nos dispusimos a comerlo rápidamente, puesto que ya casi se hacía la hora de ingreso, en mi caso para ir al instituto, y en su caso para el trabajo. Y una vez terminado mi desayuno, me disponía a salir de la casa, cuando papá me detuvo con un grito.

―Oye, espérame 5 minutos, hoy te llevaré, tengo una reunión de padres en tu colegio así que vayamos juntos ―dijo subiendo las escaleras.

Exactamente cinco minutos pasaron cuando bajaba ya vestido, traía una remera de mangas cortas de color negro y unos jeans con rodillas rasgadas del mismo color. Si alguien que no lo conociera lo viera probablemente pensaría que estaba dentro de sus 20 o 30 años, pero la verdad era que estaba casi llegando a sus 40, tan sólo le faltaban dos años para ello. El secreto tras su apariencia sexy y juvenil era simple; una dieta balanceada, mucho ejercicio, y tratamientos para el cuidado de la piel.

Tras salir de la casa nos subimos al auto y arrancamos camino al instituto. Para mi suerte, esta vez me dejó manejar el auto, pues había suplicado tantas veces que éste, ya harto y encantado por el mohín que le puse, terminó accediendo a mis berrinches, no sin antes recalcar que era sólo por esta vez.

Llegamos y nada más bajar todos los presentes fuera nos miraban, especialmente a mi padre; las chicas ―e incluso algunos chicos― se le quedaban viendo detenidamente y sin vergüenza. No obstante, yo sabía que a él en realidad disfrutaba bastante de la atención de las personas, sonreía descaradamente, posiblemente sintiéndose en la cima, y mientras continuaba caminando pasaba la mano sobre su cabello, en un afán de lucir más sexy.

― ¿Lo estás disfrutando?―pregunté, sabiendo que su autoestima ahora estaba más allá del cielo.

―Niño, a veces pienso que si fuéramos pareja seríamos la más hot del mundo ―dijo emanando aires de diva indestructible.

Yo lo miré curioso por lo dicho, pues jamás se me habría pasado algo así por la cabeza, aunque pensándolo desde un punto de vista externo, en realidad sí que quedaríamos bien

―Es decir, mírame, soy realmente sexy. Y mírate tú, igual de bello que yo ―continuó diciendo él.

Rodee los ojos riendo.

―Sí, sí, lo que usted diga señor sexy. Ahora vayamos adentro ―respondí mientras lo arrastraba dentro del instituto, tomándolo por la cintura para que apurara el paso.

Apenas entramos el timbre se hizo escuchar. Y tras decirle dónde era la reunión corrí hacia mi aula.

La primera cátedra era la de historia, por lo que sin poder evitarlo me terminé durmiendo toda la hora, hasta que luego de lo que para mí se sintieron horas de absoluta relajación, pude sentir unas palmadas en la espalda. Al abrir los ojos vi que se trataba de Felix.

―Jeongin, Changbin te está esperando en la entrada del aula ―me avisó mi amigo ―. Hoy se ve más que sexy, debo admitir.

Felix es―en pocas palabras― "heterosexual al cien por ciento", sin embargo, siempre que veía a mi padre se le salía un poco lo homo.

»𝐃𝐚𝐝« 𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐁𝐢𝐧-𝐉𝐞𝐨𝐧𝐠𝐋𝐢𝐱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora