Por fin.Había terminado su obra maestra, ese proyecto en el que había invertido tanto tiempo y esfuerzo como esperanzas. Ese libro que llevaba queriendo escribir desde que era un niñato, desde que dejo su hogar y su familia hace años con su primera novela bajo el brazo y arrastrando una maleta llena de sueños imaginando la fama que iba a tener en la gran ciudad.
Se había llamado imbécil, gilipollas e ingenuo. Y no necesariamente en ese orden. Si le hubiesen dicho a ese chaval de 18 años, recién salido de Bilbao que unos años después de ese momento en el que se creía que iba a triunfar y estar en lo más alto no se había comido ni un rosco todavía seguro que se echaría a llorar.
La realidad era que ese cuentucho que presento a la primera editorial que se encontró al llegar a Madrid fue un total fracaso. De primeras los de la editorial habían sido unos hijos de puta con él y se había partido de risa con su "mierda de historia", según la clasificaron ellos, y le habían dicho que solo era un niño que no tenía ni puta idea de escribir y que solo iba allí a hacerles perder el tiempo.
Básicamente le dijeron que se rindiera, que no le veían ningún futuro.
No iba a mentir, la verdad es que en su momento esas palabras le hicieron daño, le rompieron cualquier ilusión que tenía por escribir, y dejo de hacerlo durante bastante tiempo. Estuvo desanimado casi un año entero, hasta llego a plantearse volver a casa de su madre, pero finalmente decidió echarle huevos al asunto y trabajar de lo que siempre había querido y de lo que había venido a hacer.
4 años y 0 novelas después, aquí esta, presentando su primer libro a una reconocida editorial madrileña. Después de casi dos años de trabajo intenso, con bastantes bloqueos de por medio, por fin lo ha conseguido. Considera esta su mejor obra hasta la fecha y tiene más que claro que los de la editorial han estado encantados con ella.
Sin embargo, esta es la primera vez que visita el establecimiento de dicha editorial desde que llamo el pasado mes para comunicarles su deseo de trabajar con ellos, habían estado encantados de agendarle una cita con su editor después de haberles pasado la novela para su lectura previa. así que allí estaba, apoyado en la fachada del edificio después de que un taxi lo dejase un par de calles más abajo.
Aunque no era alguien a quien le gustase apoyar a grandes franquicias, decidió que sería una buena idea comprarse un café en un Starbucks que había justo enfrente del edificio para así hacer tiempo mientras esperaba a que diese la hora que tenía agendada. Estaba un poco nervioso, no iba a mentir, pero estaba muy orgulloso de su trabajo y seguro que todo iba bien.
Sacudió la cabeza, retirándose el flequillo desordenado de la cara y tirando el vaso de cartón vacío que hasta hace un momento contenía su bebida a una papelera. No iba a pensar mal, seguro que todo iba bien.
Además, se había "esforzado" en lucir presentable para la ocasión. El de por sí ya era atractivo, algo descuidado, pero con un toque interesante. No solía ir de traje y corbata todos los días así que tampoco lo había hecho hoy. De normal lleva siempre unos pantalones vaqueros anchos unas cuantas tallas más grandes y los combina con camisetas de bandas o con estampados que le llaman de alguna manera la atención, no necesita destacar. Tiene unos grandes ojos color avellana y su característico bigote recortado con mimo. Tiene el pelo un poco rebelde y estilizado en un mullet despeinado, pero no descuidado del todo.
Cuando dan las doce y media del mediodía decide poner pie en las escaleras que llevan a la entrada del edificio. Una vez dentro del establecimiento va derecho hacia la mesita de recepción que había en el centro donde había una chica rubia con un moño recogido y un uniforme de camisa y chaqueta garabateando algo en una hoja de papel con un bolígrafo con el logotipo de la editorial.

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books and other setbacks
FanficMartin Urrutia es un escritor del montón, que no ha destacado mucho con ninguna de sus obras anteriores, pero que piensa que está nueva novela que acaba de terminar le dará un golpe de suerte y finalmente saltara a la fama como siempre soñó. Juanjo...